En la ciudad se escuchan muchas cosas. Casi todas esas «cosas» son ruidos que se van acumulando: el del tráfico, el de la gente, y el de los pájaros (si es que tienes suerte).
Entre tanto ruido, me reconfortó escuchar, en un simple paso de peatones, cómo un chico le decía a su novia: «Estás guapísima». Era como leer un precioso haiku entre tanta prosa torpe.
Cuando me giré, me di cuenta de que él le estaba haciendo una foto. No estoy seguro si ocupé parte de su foto, pero, al menos, estoy seguro de que sonreí al menos igual que la protagonista de la foto.