No suelo leer mucho las noticias, porque casi ninguna es positiva y, sinceramente, el mundo en el que vivimos me abruma un poco. Sin embargo, en una de esas raras veces en las que abrí la página de noticias, me encontré unas de esas publicaciones catastróficas, en las que se decía que, de noche, iban a tener que apagarse las luces de la calle, además de algunos monumentos, para colaborar con el ahorro energético.
Aunque sabía que era mentira (o, mejor dicho, que la noticia en sí no era lo suficientemente clara), agradecí que nadie tuviera control sobre la luz que desprendemos nosotros.