Arroz. Una lata de tomate triturado. Una pechuga de pollo. Un vaso de vino. Media cebolla. Un pimiento verde. Un pimiento rojo. Y mucha, mucha paciencia.
No sé cómo hacía la mezcla en la olla para desprender tanta magia después de la cocción, pero está claro que, después de un tiempo, se me olvidó el truco.