Es curioso cómo puede cambiar la perspectiva del tiempo. Sé que es algo como muy personal, pero me sigue sorprendiendo cómo pasa de lento cuando vas a un sitio que no te apetece ir y lo rápido que se pasa (y, añado, lo fácil que resulta) cuando te diriges a un lugar al que sí que deseas ir.
Por ejemplo, cuando salgo del garaje, giro a la derecha y tiro todo recto, a pesar de todas las rotondas, y luego giro a la derecha y, por último, a la izquierda. Luego toca un «Ya estoy aquí» y se acabó el paseo. Este, en concreto, es de los muy cortos, prácticamente ni noto que voy conduciendo.