56 horas | Chispas de dopamina

Eran un poco más de las doce de la noche. Era bastante tarde para la hora a la que se tenía que despertar (aunque P. siempre se quejaba de que dormía poco, le gustaba mucho trasnochar), pero estaba bastante contento: iba a reencontrarse con D., que se había ido de viaje casi sin avisar. Es curioso cómo pasa el tiempo cuando estás junto a alguien y lo difícil que le fueron esas 56 horas en las que estuvo sin él.

Deja un comentario