
Revisando mis notas, me he dado cuenta de que hace justo cinco años pasaba por un momento de «crisis». Justo cumplía 25 años, y estaba en una bifurcación imaginada (e imaginaria) que me hizo decantarme por un camino concreto a nivel profesional. No lo sabía entonces, pero también estaba construyendo un andamio para cambiar mi vida también en el aspecto personal.
Parece ser que tomamos (o tomo, así, en primera persona del singular) ciertos aspectos de la vida, como los momentos de crisis, para intentar buscar soluciones que ni llegaríamos a considerar en momentos normales de la vida, y es ahí cuando entra en juego también la suerte, el destino, y otras cosas en las que se puede creer (o no) para justificar lo que nos está pasando.
Sea como fuere, hoy se cumplen siete años (no treinta, que esos los cumplí yo hace unos meses), con una ilusión renovada por escribir, en general, y hablar de mi profesión y de mis aficiones, en particular, en este pequeño diario de a bordo que no pretende ser más que eso: un lugar donde volver y ver de dónde vengo, y vislumbrar (¿por qué no?) adónde voy.