Perfiles profesionales para el graduado en Traducción e Interpretación

Siempre he dicho que Traducción e Interpretación es una de las carreras más versátiles del panorama universitario actual. Y desde que me puse manos a la obra con el proyecto Diario de un futuro traductor, en el que intenté servir de guía a estudiantes que necesitaban ayuda, he echado en falta algo en la carrera que les sirva a orientarse de alguna forma a dar el salto al mundo laboral de la forma adecuada.

Conforme han ido pasando los años, y conforme he podido debatir con otros traductores de formación y de profesión, también me he dado cuenta de que quizás por esa versatilidad una asignatura obligatoria como «Orientación para el mundo laboral del traductor y del intérprete» sería una locura: son miles los destinos laborales hacia los que nos podemos orientar y eso haría difícil el objetivo de esa hipotética asignatura.

El pensamiento de crear una asignatura o algún tipo de orientación en referencia al mundo laboral no es algo que solo haya pensado: Laeticia Abihssira realizó una encuesta en la que participaron casi mil personas para su blog Traducir es descubrir. Una de las principales conclusiones a las que pudimos llegar todos los que leímos su artículo es que una mayoría arrolladora cree que su formación en cuanto al mundo laboral de estos sectores se refiere está incompleta.

Pero ¿y qué pasa con aquellos que no se quieren dedicar a la traducción o a la interpretación? Cuando acabamos la carrera tenemos la cabeza llena de pajaritos y de dudas a partes iguales, y aunque lo achaco en parte a esa falta de formación específica en el mundo laboral (cómo conseguir clientes, en qué campos nos podemos dar a conocer, etc.), mucho también lo veo motivado por la falta de orientación que deba prestarse desde los centros universitarios.

Estamos en una época de cambios: no solo nuestro ingenio se tiene que agudizar porque la competencia es feroz (hay más de una veintena de centros con una media de 100 graduados con la misma formación que nosotros), sino que también los mercados en los que podemos introducirnos con nuestro perfil lingüístico-cultural empiezan a aumentar en número.

Con motivo de mi participación como ponente en las III Jornadas de Orientación que organiza la Asociación de Estudiantes de Traducción e Interpretación en Formación (AETI) en la Universidad de Málaga, decidí servirme de las encuestas para recopilar información de los cuatro sectores de la población relacionada con la traducción y la interpretación que me importaban: los estudiantes de Traducción e Interpretación, los graduados en esta carrera, los licenciados y los que traducen pero que no hicieron esta carrera.

Estudiantes de Traducción e Interpretación
Los resultados de la encuesta para los estudiantes de Traducción e Interpretación me impresionaron bastante. Aunque fue el sector más participativo de los cuatro, casi una quinta parte no quiere dedicarse a la traducción o a la interpretación, sino que prefieren tocar otros campos como la docencia o el turismo.

Dentro de los que sí quieren traducir, gana por goleada la traducción jurídica y la interpretación consecutiva, aunque muchos admiten que creen que es muy difícil conseguir trabajo por varias razones: entre ellas, que la formación es demasiada cara y que muchas empresas no dan todas las facilidades que deberían a los que están intentando buscar experiencia.

Lo que sí me llamó la atención es que, cuando les pedí un perfil alternativo, casi el 85 % pensara en la docencia y no tuviera en mente ningún otro perfil.

Graduados en Traducción e Interpretación
Los que ya han pasado el plan Bolonia también me interesaban, pues quería darles una visión de qué era lo que les podía esperar con un testimonio cercano: el de los que se han licenciado en los últimos años.

Aunque todos los que contestaron la encuesta se formaron tras la carrera y más de la mitad hiciera un máster, el 27 % ha acabado por decidir no dedicarse a este sector (además de un porcentaje bajísimo que actualmente no tiene trabajo). La mayoría de ellos está especializado en traducción jurídica y audiovisual, aunque también se perfilan nuevos tipos de trabajos, como la gestión de proyectos o la docencia universitaria.

Una de las respuestas que más abundaba en los factores que hay que tener en cuenta para la inserción laboral eran la valentía que tenía que tener el graduado para mostrar sus habilidades y la adaptación a las tareas que le dieran sus clientes.

Licenciados en Traducción e Interpretación
Después les tocó el turno a los licenciados: menos del 10 % estaba actualmente sin trabajo. Empezaron a surgir más perfiles relacionados con la lengua y la cultura, además de la traducción de marketing y la literaria, como las relaciones internacionales o un caso que me llamó especialmente la atención, y era el de uno que trabajaba en una agencia de publicidad como creativo.

Los factores que ellos tienen en cuenta para la inserción laboral son, de nuevo, la valentía, pero, sobre todo, el intentar conocer todo lo que puedan el sector a través de encuentros y otros eventos en los que se pueda hacer networking.

Profesionales reconvertidos en traductores
Por último también me interesaba saber de aquellos que traducían pero que no estaban graduados en Traducción e Interpretación por las razones que fueran. Existen dos perfiles bien definidos: el filólogo que, formación mediante, está traduciendo y el que traduce con o sin formación pero proveniente de otras carreras, como Derecho o Económicas. La gran mayoría realizan esta labor junto a otras, como la docencia o la corrección.

***

Los perfiles alternativos
Ya sabemos que nuestra carrera nos forma para traducir o para interpretar, según deseemos en nuestro último año de carrera, en el que elegimos nuestra especialidad. Sin embargo, cuando elegimos nuestro futuro laboral tenemos que tener en cuenta muchísimos más factores.

Es curioso (o esperable, en cierta manera) que una de las cosas más importantes no dependa de nosotros. El mercado está cambiando y no sólo necesita a gente más valiente, preparada y adaptable, sino que también se están creando nuevos medios y nuevos trabajos en los que podemos meter cabeza.

Dejando aparte la traducción, la interpretación y la docencia (que son los perfiles más conocidos que podemos adoptar los graduados en esta carrera), podemos pensar en ciertos perfiles como el de redactor de contenido, desde el que nos podemos formar para escribir artículos, comunicar con sentido a las redes, etc.; el de comercio exterior, en el que después de un máster, nos podemos hacer un hueco gracias a la internacionalidad que tiene nuestra carrera en su naturaleza; el de terminólogo y el de lingüista, que, aunque son asignaturas que no llaman mucho la atención a los alumnos son unas carreras preciosas y muy interesantes en las que prima la investigación; y también se me ocurre que piden a muchos responsables de comunicación digital que tengan dos o tres idiomas para poder comunicarse correctamente con sus clientes a través de las redes sociales y de las campañas publicitarias que puedan llegar a hacer.

Evidentemente todos estos nuevos perfiles también necesitan formación, pero creo que puede valer la pena si no estamos muy seguros de que traducir sea lo nuestro.