Los horizontes profesionales que pudieron ser (y que podrán ser en el futuro)

El día 31 de enero, que empecé a trabajar como tutor de nuevo, se habían cumplido ya unos meses desde que estuviera en paro (aunque yo, como culo inquieto, empecé a buscar trabajo casi desde el principio de mi supuesto descanso) y, aunque costó que surgiera una propuesta laboral, sí que estuve haciendo entrevistas, normalmente a través de métodos electrónicos. Y es curioso lo que nos hace considerar una conversación con unos extraños acerca de nuestro futuro profesional. Y una de ellas, la que más me rondaba la cabeza, es si era la hora de dejar de buscar puestos como docente e intentar buscar en otros lares.

Es una cuestión que da mucho vértigo, y es una hipótesis que, por fin, ponía sobre la mesa: ¿y si ser docente se había acabado para mí (o, al menos, de la forma en la que había estado trabajando hasta ahora)? Teniendo en cuenta que estamos ante una situación económica, social y laboral muy delicada, es también normal que personas preparadas tengan algunos ases en la manga para enfrentarse a este tipo de problemas, y yo soy una de esas personas.

Si bien he trabajado en campos laborales, como el de la traducción, el de la formación, el de la docencia e incluso en el de la hostelería, debo decir que ahora mismo tengo algo muy claro: me apasionan los idiomas, me encanta la formación y no me importaría tener otros perfiles en cuenta que no tuvieran la docencia como punto central, al menos, en un futuro.

Técnico de formación
En mi último puesto hasta la fecha, había trabajado como técnico de formación. Es un puesto que me sigue interesando, teniendo en cuenta que acabé contento con las funciones que fui desarrollando durante los meses en los que tuve la oportunidad tareas tales como coordinar un equipo tutorial (de más de 20 tutores diferentes, y de idiomas distintos), gestionar aspectos documentales de los alumnos, llevar la comunicación directa con el cliente…

Si bien es un puesto que no me convencía al principio, por sus labores ajenas a la docencia activa, la base de trabajo, arraigada directamente en aspectos de formación, me hizo disfrutar mucho del trabajo; de hecho, es uno de los perfiles por los que me fui moviendo durante las últimas semanas en los sitios web de búsqueda de empleo.

Coordinador de proyectos
Entre mis puestos anteriores, como técnico de formación, pero también como trabajador autónomo, tuve que gestionar proyectos (de docencia, en mi puesto de técnico, y relacionados con mis tareas de traductor y de proveedor de otros servicios lingüísticos en mis años como personal independiente), y no creo que se me diera mal del todo. Las labores de administración no son concretamente lo mío, aunque tengo la sensación de que, gracias a la formación complementaria recibida y a los años de experiencia, habría sido un puesto en el que, con ayuda de mis compañeros y superiores, lo tendría controlado en unas pocas jornadas.

Se me ocurrió este puesto, precisamente, porque existe mucha demanda de coordinadores de proyectos en sitios como Infojobs, y, aunque hay muchísimos puestos en los que es necesario el traslado (algo que, actualmente, no considero), he encontrado ofertas de trabajo en los que el teletrabajo es la modalidad preferida de los empleadores.

Lingüista
Como decía antes, volver a puestos anteriores no se me pasaba por la cabeza; sin embargo, viendo la situación en la que se encuentra el mercado de mis perfiles preferidos, pensé que podría volver a trabajar como lingüista, lo que incluiría perfiles como el de traductor o el de redactor, labores que ya he llevado a cabo en mis años como autónomo, y también en otros puestos por cuenta ajena.

Es uno de los perfiles que más me llamaba por cuestiones obvias: tengo formación específica en traducción y redacción, lo he hecho durante mucho tiempo, pienso que se me da bien, y, si bien considero que debería darme un poco de rodaje, creo que podría trabajar en labores lingüísticas sin ningún tipo de problema.

Redactor de contenidos didácticos
Es una tarea que he estado haciendo de forma constante prácticamente desde que empecé, cuando montaba manuales para empresas y para particulares, ofreciéndoles la posibilidad de gestionar el contenido que deseaban y necesitaban para sus alumnos. En este caso, también he montado manuales para empresas que gestionaban formaciones para servicios de empleo público estatal y autonómico, como el SAE o el SEPE.

¿Por qué me llama la atención este perfil? Principalmente, porque da, dentro de unos márgenes, cierta libertad a la hora de redactar y presentar el contenido didáctico, y también porque escribir es una de mis pasiones. Es cierto que redactar contenido didáctico no es lo más apasionante del mundo, pero, teniendo en cuenta que combina dos perfiles que sí que me interesan (redacción y didáctica), también me llama mucho la atención.