Mi experiencia con el síndrome del burnout

Nota: Esta entrada esta programada para diciembre de 2021; sin embargo, en ese momento no me sentía con las suficientes fuerzas para explicar qué me pasaba realmente, ya que, aunque estaba en el paro, anímica y psicológicamente estaba bastante desgastado. Después de una lectura exhaustiva, he decidido publicarla.

Es curioso, pero en diciembre, cuando hacía ya unas semanas que había dejado de trabajar y, mientras buscaba trabajo que hacer durante los próximos meses, intenté aprovechar el tiempo que tenía libre para ponerme al día con algunos proyectos que había ido dejando de lado de forma progresiva porque, como se suele decir, «no me daba la vida pa’ más». Y es que, aunque costara, había que empezar a hacer cosas que te hicieran reconectar con lo que te apasiona de la vida.

Y es que en un momento tan difícil como el que hemos vivido, el estrés es algo que tenemos que evitar a toda costa, aunque no lo hagamos muy bien: una encuesta reciente determina que hasta un 90 % de los trabajadores españoles ha sufrido estrés en el trabajo en el último año, y casi un 60 % lo sufre de forma ocasional; de hecho, también se observa que el estrés afecta a la salud del trabajador, con posibilidad de que recaiga por los nuevos modelos de trabajo, como, por ejemplo, el trabajo remoto o teletrabajo.

Sea como fuere, me puse a pensar en las veces que dejar de trabajar ha sido para mí un alivio o una bendición, según se mire, debido, precisamente, a motivos relacionados con el estrés; precisamente, han sido dos los casos principalmente llamativos para mí, debido a los problemas de salud que han causado y cuya principal solución era abandonar el barco. Y es que este problema tiene nombre: el síndrome del burnout.

¿Qué es el síndrome del burnout?
El síndrome de desgaste profesional es un estado de agotamiento mental, emocional y físico que se presenta como resultado de un estrés crónico, insatisfacción laboral o exigencias agobiantes, que, si bien no se considera una enfermedad, se reconoce como la causa de otros muchos problemas relacionados con la salud física o mental.

Si bien la mayoría de los casos están relacionados con el entorno laboral, hay aspectos ajenos al trabajo que pueden causar este tipo de problemas, como una personalidad perfeccionista o un estilo de vida estresante, entre otros. Asimismo, este síndrome afecta especialmente a personas que tienen trabajos física o mentalmente estresantes.

Los síntomas de esta situación tan complicada incluyen aspectos tanto físicos (dolores de cabeza o de espalda, insomnio, problemas estomacales, tensión muscular y cansancio constante) como emocionales (falta de interés, personalidad irritable o tensa, falta de autoestima, etc.).

Experiencia personal
Uno de mis amigos me decía recientemente que yo vivía estresado; sin embargo, no siempre ha sido así. Si bien siempre me he tomado muy en serio mi trabajo, también he sabido disfrutarlo como el que más, sobre todo, cuando me he dedicado a la docencia. Eso sí, hay veces en los que te das cuenta de que quizás te estás pasando de serio… o el trabajo se está pasando de estresante.

Ha habido dos casos en concreto en los que he tenido que parar de trabajar por motivos de salud relacionado con el estrés. En uno de ellos, la acumulación de jornadas eternas y no saber decir que no a las tareas adicionales, que hicieron que dejara de lado aspectos personales que me ayudaban a sentirme centrado y tener una buena autoestima (no solo en mi vida personal, sino también en el trabajo), resultó en una gastritis causada por el estrés; en el segundo, una mala gestión del tiempo, la desmotivación constante y una falta de control de los problemas causó que tuviera que pensarme muy mucho si el esperar a ver si todo iba mejor iba a valer la pena.

En los dos casos, el problema tenía varias soluciones, pero todas pasaban por dejar de trabajar en este ritmo o, si no fuera posible, dejar de trabajar, a secas. En el primer caso, abandoné voluntariamente la empresa; en el segundo, se acabó el contrato. Y la verdad es que me entristece sentir alivio al dejar un trabajo que me gusta por motivos relacionados con el estrés.

Conclusiones
Del burnout se sale, no es un problema eterno, pero la recuperación del síndrome del desgaste profesional necesita mucho tiempo y paciencia por parte de la persona afectada, pero también ayuda contar con ayuda psicológica para encontrar ciertas estrategias para evitar encontrarse en este tipo de situaciones más adelante; además, contar con ayuda profesional y acudir a un psicólogo es lo mejor que podemos hacer para cortar por lo sano con este problema. Además, la prevención es nuestra amiga en este caso: comunicar a la empresa nuestra situación, y proponer aspectos que mejoren nuestro rendimiento, además de nuestra vida personal y laboral, nos puede ayudar a encontrar un equilibrio y una vida más plena.

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