Las lecciones del 2021

Llegar al final del año con cosas que contar es algo de lo que me siento orgulloso normalmente, pero es que llego a diciembre con la sensación de que estos doce meses me han atropellado, en diferentes aspectos; sin embargo, sí que siento que he podido salir ileso y que he sacado muchas lecciones de las que puedo aprender para ser un mejor profesional, pero también una mejor persona.

Sinceramente, tengo dos partes muy diferenciadas de este año: la que he estado empleado y la que, por suerte o por desgracia, estoy en paro. Actualmente, considero que las lecciones que he ido adquiriendo a lo largo de este tiempo son totalmente complementarias y que, de hecho, son perfectamente válidas para (casi) cualquier momento de la vida, porque ¿a quién no le gusta aprender cosas en mitad de una situación tan complicada como la que tenemos, para salir mejor del bache?

Voy a intentar ser conciso, pero creo que, al final, con todo lo que ha pasado durante estos últimos meses, me andaré por las ramas un poquito más de la cuenta de lo que debería. Y es que me he dado cuenta de algunos asuntos que, como buena persona con personalidad evitativa (esto significa que muchas veces escondo los problemas, esperando a que se solucionen solos), son demasiado importantes como para pasarlos por alto.

El primero de todo, y creo que es el más importante, es que la salud es lo primerísimo en lo que nos tenemos que fijar si queremos llevar una vida plena, y no centramos exclusivamente en la salud física, sino también atender las necesidades de nuestra mente. Durante meses, he sufrido ansiedad derivada de muchos factores externos e internos, que han hecho imposible que disfrute de elementos de mi vida personal y profesional, y que espero abordar próximamente en estas coordenadas tan personales que escribo de vez en cuando por aquí.

El segundo asunto del que me he dado cuenta, y que me gustaría tratar por aquí es que el trabajo es un arma de doble filo. Te da tanto como te quita, te apresa y te libera a la vez. Es un sentimiento extrañísimo este, el que tengo estos días en los que sigo en paro, en el que echo de menos trabajar y ser útil, y a la vez considero que aún no estoy preparado para volver a una oficina, para empezar de cero (porque seguramente será lo que me toque, otro aspecto que me gustaría tratar en un artículo próximo), y tampoco para construir una seguridad laboral, que, precisamente, es justo lo que necesito para seguir avanzando en mi vida.

El tercer aspecto que quiero abordar en estas líneas es el que hay mucho todavía por hacer para conseguir algo que realmente nos llene, y, por eso, aunque muchas veces sea poco probable, posible o, incluso, necesario que ocurra, tenemos que permitirnos un tiempo, dejar que la vida nos lleve o tomar el volante con mucha más fuerza que antes. Precisamente, aunque me cueste aceptarlo, dejar de trabajar me ha ayudad a poner mi vida un poco en orden: he vuelto a estudiar, estoy dedicando mucho tiempo a mi salud física y mental, y he vuelto (también) a hacer cosas tan apasionantes como escribir.

Seguramente hay muchas más lecciones que me ha dado este año; sin embargo, he prometido que no quería enrollarme demasiado, y considero que esta actualización se está haciendo ya muy larga. Espero que el nuevo año traiga muchas aventuras, y muchos artículos nuevos para publicar.

***

Artículos publicados en 2021