
Cuando uno es joven, siempre acaba siendo más atrevido de la cuenta, y dice cosas que quiere hacer y las que jamás se le pasaría por la cabeza; por poner un ejemplo, cuando empecé a estudiar Traducción e Interpretación y decidí probar cómo sería ser traductor (o intérprete), dije que jamás sería autónomo. Pues mira, fui autónomo durante casi tres años y medio. Cuando estudié el Máster de Profesorado, también me prometí que las oposiciones no estaban hechas para mí y que no perdería mi tiempo en ellas. Spoiler: llevo dos años preparándolas.
Con los certificados de idiomas me ha pasado una cosa parecida. Siendo traductor, nunca me habían solicitado ningún tipo de certificado que pusiera de manifiesto el nivel de idiomas con el que contaba, ya que se daba por hecho que mi nivel en inglés, por poner un ejemplo, era alto, ya que cuento con un Grado en Traducción e Interpretación y, además, también tengo experiencia previa en campos relacionados con los idiomas (como la misma traducción, la corrección o la redacción). Tampoco se me había solicitado demostrar mi destreza con el inglés en puestos relacionados con la formación, ya que con mis estudios era suficiente.
Sin embargo, una vez empiezas una carrera tan importante como la de opositar, te das cuenta de que hay muchos pasos que podrías haber dado con anterioridad que actualmente no tienes a tu favor, y que muchos otros competidores han avanzado hacia la obtención de méritos que actualmente no posees, como, precisamente, haberse presentado a certificados de idiomas. Pero ¿es obligatorio hacer exámenes solo para rascar algún punto? ¿La obtención de estos títulos es para todo el mundo? ¿De verdad te diferencia tantísimo tener un certificado o no? Pues la respuesta, como buen traductor, es «depende».
Mi experiencia personal y profesional
Cuando salí de la universidad, de terminar el grado en Traducción e Interpretación, me salieron muchas dudas acerca de mi futuro profesional, puesto que mi objetivo final nunca fue ser traductor, pero, una vez pasado «lo peor», por llamarlo de alguna manera, me di cuenta de que había que probar qué se sentía al trabajar en este campo tan atractivo. La cosa es que jamás se me solicitó tener un certificado de idiomas de mis lenguas de trabajo (que siempre fue mi segunda lengua, jamás la tercera —el alemán— ni la cuarta —italiano—, debido a que no me sentía a gusto trabajando en estos idiomas), sino que se daba por hecho tener la base suficiente como para trabajar en inglés; además, para eso están las pruebas de traducción, ¿no?
Como profesor de inglés y tutor online, no solo se me «confiaba» una destreza que quizás no tenía tan fresca, como podía ser la expresión oral (¿quién no ha descuidado el «hablado» cuando nos pasamos el día leyendo?), pero también estaban mis conocimientos a buen recaudo debido al grado en Traducción e Interpretación y mi experiencia profesional…
Entonces, ¿son necesarios los certificados de idiomas para trabajar como profesor o como traductor? Pues depende de dónde, de para qué y, sobre todo, de cuán exhaustivos sean desde las empresas contratantes al recibir a este tipo de personal. Además, realizar este tipo de pruebas marca una posible diferencia entre dos perfiles muy parecidos, por lo que es importante certificar nuestros conocimientos en el idioma. Y ahora os voy a explicar por qué lo es, desde un punto de vista más académico.
Mi experiencia laboral y académica
Desde 2010, todas las universidades españolas exigen la acreditación-certificación de una lengua diferente del español de todos los egresados de los estudios universitarios diferentes de las filologías y de otros grados, como el de Traducción e Interpretación. Precisamente, uno de los principales alivios que tuve al terminar el grado era no tener que realizar ningún tipo de prueba… pero también fue una de mis principales pesadillas.
El acceso a los másteres pasa también por ciertos filtros, como tener, precisamente, esta prueba realizada. En el Máster de Profesorado tuve un pequeño problema al no haber acreditado ningún tipo de conocimientos relacionados con el idioma, a pesar de que la mitad del máster se impartía en inglés y venía de una carrera en el que la lengua extranjera estudiada principalmente era también el inglés; sin embargo, al no haber ningún tipo de prueba en mi fichero, decidieron presentar desde la dirección un requerimiento del idioma. Asimismo, me ocurrió con la UNED, con la que tuve que lidiar una serie de correos debido al requerimiento de la lengua, que, como decía, entendía que estaba cubierto debido a mi travesía académica.
Actualmente, estoy coordinando un proyecto de idiomas en el que tengo que presentar a tutores al cliente final, y en los que solicitan ciertos aspectos laborales y académicos que incluyen tener un certificado de idiomas, lo que me hace pensar en varios apuntes… ¿Son necesarios los certificados para trabajar como traductor? ¿Son necesarios para trabajar como profesor? ¿Quien tiene más certificados de idiomas es mejor profesional? ¿Es una cuestión de diferenciar entre quien se lo puede permitir y quien no?
Mi opinión
Muchas de las preguntas que acabo de poner en el aire se han ido contestando a lo largo de estos años como profesional de los idiomas, ya fuera como traductor o como profesor de inglés. Si bien es verdad que nunca he sido muy aficionado de este tipo de acreditaciones, la verdad es que muchas veces sí que son necesarias para cubrirnos las espaldas frente a aspectos laborales y académicos.
Pero ¿hay que tener certificados de idiomas para ser traductor? Mi respuesta es que no, que no es necesario, pero siempre es recomendable tener algún tipo de documento estándar e internacional que reconozca las destrezas en los idiomas con los que trabajamos. Entiendo que no es necesario tenerlo en nuestro idioma nativo; sin embargo, sería interesante diferenciarse de la competencia con una acreditación de las lenguas extranjeras con las que traducimos.
Para ser profesor es un asunto diferente… y más si estamos opositando por primera vez, o accediendo a través de una bolsa de trabajo. Los certificados son puntos que muchos se dedican a rascar para conseguir una mejor posición, así que puede marcar la diferencia entre trabajar ese año a través de los procesos de selección o no. Es verdad que hay muchos profesores que han trabajado en institutos públicos sin ningún tipo de certificados de idiomas, pero también es necesario que nos demos cuenta de que es un muy buen punto a favor para nuestra posición en la bolsa, si decidimos ir por lo público, o para nuestro CV y el proceso de selección, si vamos por la privada.
La verdad es que no considero que tener un certificado en un idioma específico nos haga ser mejores profesionales. Al fin y al cabo, tener un certificado avanzado en inglés, como pueden ser el Advanced (C1) o el Proficiency (C2) de Cambridge, no demuestra —exclusivamente— el conocimiento en ese idioma, sino que también añade una parte a que sabes realizar el tipo de tareas que te solicitan. ¿De verdad somos mejores profesionales, sea en el campo que sea, pero especialmente en el de la enseñanza de idiomas, porque sabemos hacer ejercicios de Use of English? ¿De verdad somos mejores docentes por tener un C2 y no por saber didáctica? ¿De verdad somos mejores traductores porque nos hemos sacado una acreditación que emite una universidad pública? Pues… me temo que no.
Además está la cuestión de la inversión que hay que hacer para hacer frente a los certificados. Por poner mi ejemplo personal, en noviembre de 2019 me saqué el C1 de Cambridge y en febrero de 2021, el C2. El total de los dos exámenes fueron casi 400 €. Si bien es verdad que hay otros exámenes más baratos, ya estaba acostumbrado a este tipo de exámenes, y creía que era más posible que obtuviera el certificado; sin embargo, los exámenes «baratos», como el Linguaskill, de Cambridge también, solo acreditan hasta el C1, por lo que no habría ningún tipo de posibilidad de obtener un nivel más avanzado a través de este sistema.
Al final hay que tener en cuenta qué queremos conseguir, qué nos solicitan y con qué tiempo y dinero contamos; de ahí, el resto es una cuestión personal y del contexto en el que nos encontremos.
Estoy completamente de acuerdo con su posición: no son los títulos los que trabajan, sino el conocimiento.
Se me han presentado candidatos «con más cartones que un tugurio» que no han respondido a mis exigencias.
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¡Muchas gracias por su comentario! Es lo que pretendía comentar en este artículo, que mi experiencia demuestra que muchos papeles no demuestra tener conocimientos reales, sino conocimientos aplicados a un cierto aspecto de la realidad, que no es un todo.
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