Durante los días 19 y 20 de diciembre se celebró el Congreso Internacional Phonitec en la Universidad de Sevilla, en el que se reunieron académicos y profesionales relacionados con los idiomas, la traducción, la fonética y las nuevas tecnologías a exponer diferentes ponencias sobre diversos temas.
Entre ellos, estaba la orientación profesional, con una mesa redonda titulada «La implementación de las nuevas tecnologías con una orientación profesional», en la que tuve el placer de participar con una minisección a la que titulé «Redes sociales y orientación profesional: el caso de Diario de un futuro traductor».
En ella expliqué por qué el uso de blogs y medios sociales en general me parecía un buen método para orientar a una generación como la actual, que pasa una buena parte de su tiempo libre (y de su tiempo profesional) en Internet.
¿Por qué usar blogs y redes sociales para la orientación profesional?
Empecé mi charla anunciando por qué creía que los medios sociales (pero, concretamente, los blogs y las redes sociales como Twitter y Facebook) eran un buen medio para orientar a estudiantes y a profesionales novatos.
La razón principal es que creo que son medios accesibles a todo el mundo (son gratuitos y muchos ya siguen cuentas especializadas) y en los que se pueden dar infinidad de respuestas, según las necesidades de cada caso concreto. Por seguir con el guion ya preestablecido, hablé de blogs y redes sociales, algo de lo que ya había hablado en otras charlas, pero desde el punto de vista de la documentación.
En los blogs se pueden subir publicaciones transmedia; es decir, en ellos puede publicarse un texto que venga acompañado de vídeos, enlaces, imágenes, etc. En redes sociales como Twitter se puede crear debate, pero las respuestas suelen ser sencillas y concisas: la limitación de caracteres es lo que tiene. Facebook es otro cantar, ya que el hecho de que no exista limitación de caracteres hace que podamos debatir sin problemas (y, a veces, sin fin).
Antecedentes, inicios y desarrollo
Había que poner un caso práctico sobre la mesa, y, como no podía ser de otra manera, mencioné mi experiencia a través de Diario de un futuro traductor, un proyecto que al principio solo englobaba a un blog y luego el contenido se fue repartiendo entre el mismo blog, la cuenta de Facebook y la de Twitter. Por último, como ya sabéis, decidí recopilar ese contenido (la mayor parte de él) en un libro.
Pero antes del libro, de la división en redes sociales y del mismo blog, hubo unas razones que provocaron que empezara a escribir, y básicamente son dos. La primera es la desinformación que sufrí durante los años previos a la universidad, ya que, aunque Traducción e Interpretación era una carrera que creía que me podía interesar, no había recibido la orientación necesaria para que me explicaran los idiomas que se estudiaban, las posibles carreras profesionales posteriores a la universidad o, por ejemplo, qué nota de corte tenía el grado en la Universidad de Málaga.
Otra cosa que me hizo querer escribir sobre la carrera «desde dentro» era el recién instaurado Plan Bolonia, un proceso de «convergencia» entre universidades europeas que encendió las alarmas de prácticamente todos los estudiantes de España. Había un punto que fue muy criticado, que fue el de la mercantilización de la enseñanza universitaria (créditos más caros, prácticas obligatorias sin remunerar, etc.). Como no sabía qué medidas eran verdaderas y cuáles no, decidí esperar a ser universitario y verlos por mí mismo.
Motivos del cambio
Las primeras semanas empecé a hacerle honor al título del blog y empecé a tratar ese espacio como un diario en el que explicaba mis clases y qué iba aprendiendo, pero fue a raíz de una entrada titulada «Consejos para futuros estudiantes de Traducción e Interpretación» cuando me di cuenta de lo importante que era tratar los temas de una forma objetiva (y no subjetiva, como estaba tratando yo) y, sobre todo, ofreciendo consejos aplicables a la mayoría de la gente.
A partir de ahí vi que tratando temas de una manera menos superficial y subjetiva conseguía mucho más tráfico, más debate y más dudas, por lo que seguí por esa línea para que cada artículo que escribiera disipara una duda de algún estudiante, pero, sobre todo, que hiciera pensar, recapacitar y crear debate.
Al final, intenté crear un tipo de manual desde un punto de vista pedagógico y académico, supongo que mi punto de vista de profesor. Conforme iba pasando el tiempo, me di cuenta de que los artículos los firmaban dos personas diferentes. Por una parte, estaba mi yo estudiante, que trataba temas como el plan Bolonia, informaba sobre cursos, formación y eventos (a través de crónicas). Por la otra, estaba mi yo profesional, que iba explicando cómo se hacían unas prácticas, hablaba con otros profesionales para dar un punto de vista diferente, entre otros temas.
Mis tareas como orientador
Ser orientador era un trabajo duro; de hecho, querer orientar a personas de forma más individual hizo que escribiera menos artículos (la frecuencia de los artículos bajó de 6 mensuales a 4, y luego a 2, como actualmente hago en Coordenadas). Sin embargo, pensar en consejos para estas personas que me escribían a través del correo que creé para este proyecto me hizo pensar en ideas para escribir otros artículos.
Básicamente, mi trabajo era consultar los planes de estudios, notas de corte y ofrecer consejos objetivos acerca de la carrera y del mundo laboral para solucionar las dudas. El servicio era gratuito y los alumnos podían hacer las preguntas que quisieran.
También me hizo consultar yo mismo a otros compañeros para que me dieran otra visión relativa a las dudas con las que acudían estos alumnos.
Razones y objetivo de Diario de un futuro traductor
Después de todo este tiempo escribiendo en un blog, decidí que era el paso de pasarlo a libro, como ya comenté en varias ocasiones. Las razones es que el contenido en Internet se puede perder (mantenimiento de página web, por ejemplo); porque seguía interesado en un proyecto que era caduco desde un primer momento; porque quería que fuera un manual de supervivencia, como bien lo definió Eugenia Arrés; y porque quería que estas dudas se quedaran respondidas en un libro apto para todos los públicos.
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- La autoedición: el do-it-yourself de la industria editorial. ¿Qué necesitamos para editar nuestro libro y verlo publicado? ¿Cuál es el modelo que me sirve más? Sobre todos estos aspectos hablé en esta ponencia presentada en las #Letrartulias3 de Eugenia Arrés, celebradas en enero de 2016. Además, presenté un caso práctico: el de Diario de un futuro traductor.
- Perfiles profesionales para el graduado en Traducción e Interpretación. ¿De verdad solo podemos ser traductores o intérpretes cuando terminamos la carrera? Pues no, pero hay mucha desinformación acerca del tema. Muchos perfiles que se han descubierto recientemente y que nuestras competencias pueden ser útiles. Ponencia presentada en las III Jornadas de la AETI en la Universidad de Málaga en abril de 2016.
- Hay vida #despuésdelaUMA: consejos teórico-prácticos para la inserción laboral. La vida después de la universidad es difícil. ¿Qué es lo que hay que hacer? ¿Estudiar un máster? ¿Intentar trabajar directamente después de obtener el título? Consejos, anécdotas y opiniones acerca de la inserción laboral. Ponencia presentada en la Semana Cultural de Filosofía y Letras del Consejo de Estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Málaga en abril de 2016.