
Aunque es algo que he repetido en muchas ocasiones, no está de más decir que yo he sido traductor casi de casualidad, porque yo lo que siempre he querido ha sido ser profesor. Traducir se convirtió, por así decirlo, en una transición necesaria, por la que tuve que pasar para que la vida me pusiera de nuevo en mi lugar. Al final, llevo años enseñando, prácticamente desde antes que me dedicara a traducir, y es precisamente el puesto al que espero optar durante el resto de mi vida laboral.
La cosa es que no es fácil. Como veremos en este artículo, parte de la serie «Razones» que llevo escribiendo desde hace ya unos años (como las de trabajar como autónomo, trabajar con academias, opositar o pedir cartas de recomendación), el ambiente laboral actual nos pone zancadillas de forma continuada a los que queremos trabajar como docentes, ya sea por dinero, por dificultad de estabilidad o, simplemente, porque no hay trabajo relacionado con la enseñanza.
[❌] Es un trabajo con muchísimas probabilidades de temporalidad
Es uno de los peores puntos a tener en cuenta. Si no trabajas en academias que estén abiertas todo el año, en colegios privados que te mantengan el contrato durante el verano (spoiler: casi nunca pasa) o en empresas de formación que funcionen de enero a diciembre, en la mayoría de los casos ser docente es un trabajo que está activo solamente de septiembre a junio. Es verdad que hay excepciones, como aquellas academias que tienen cursos intensivos en verano, aunque muchos intentan aprovechar estos meses para descansar y empezar el curso con las energías renovadas (o, incluso, un trabajo en otra empresa). Al final, es un trabajo en el que está muy instaurado el modelo de temporalidad de trabajar por cursos escolares, y es algo que no nos interesa a todos, evidentemente.
[❌] Es difícil tener un puesto fijo
Aunque hemos hablado de las academias en varias ocasiones en este cuaderno de campo, la verdad es que no son las únicas empresas que no dan posibilidades de quedarse de forma indefinida en el mismo puesto. Centros de formación privados, colegios concertados y otras instituciones privadas relacionadas con la docencia tienen posiciones abiertas que normalmente tienen un plazo determinado. Puedo poneros ejemplos de institutos privados que solo contratan durante los meses necesarios, ni uno más ni uno menos, o empresas que no te pueden prometer ningún tipo de estabilidad porque su modelo de negocio se basa en planes autonómicos o nacionales de formación subvencionada, por ilustrar.
[❌] Ser profesor no suele estar bien pagado
Es muy raro el puesto en el que puedas sobrevivir sin hacer ningún tipo de esfuerzo sobrehumano o coger otro tipo de trabajo en tu tiempo libre. Ya sea porque el precio por hora no sea muy boyante, porque el contrato sea a tiempo parcial (que siempre influye) o que se junten las dos opciones mencionadas, al final la nómina se ve resentida. Para que os hagáis una idea, he trabajado como docente sin parar desde 2014, y en 2019 (cinco años después), firmé mi primer contrato a jornada completa. Casi lloro de la emoción.
[❌] Hay trabajos en los que podemos ganar más dinero y calidad de vida
Según mi experiencia, hay muchos otros trabajos en los que necesitan una persona con conocimientos relacionados con la docencia (por su saber estar, su calidad trabajando en equipo o, simplemente, por el aspecto de comunicación) en los que ganaríamos más dinero y, seguramente, más calidad de vida. Al final, muchas empresas relacionadas con la tecnología están buscando a profesionales en campos como la interfaz de usuario (UI) y la experiencia de usuario (UX), en los que aspectos como los idiomas o la lingüística son necesarias. De hecho, es uno de los perfiles que estuve maquinando hace un tiempo antes de encontrar mi sitio de nuevo en la docencia.
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[✅] Para mí, la vocación es importante
Es verdad que la docencia no es perfecta. Estamos en un mundo en constante evolución, y los docentes, tal como los conocemos, están cambiando. A veces, el trabajo perfecto no está a simple vista, y hay que buscar más, y, sobre todo, hacerse valer. Yo quiero seguir trabajando de profesor porque es lo que me mueve y me motiva, y al final considero muy importante la vocación para mi vida laboral, sin romantizarla, dándole la importancia necesaria. Somos adultos, tenemos responsabilidades y es normal que no todo esté hecho para todo el mundo, de ahí que sepamos elegir con cabeza.