Ventajas, desventajas y posibilidades de la enseñanza online

Aunque parece que la pandemia del 2020 nos queda lejos, todavía quedan algunos resultados de aquel parón total del mundo, que hizo que nos replanteáramos ciertos aspectos de nuestra vida tal como la conocíamos. En el mundo de la educación, por poner un ejemplo ilustrativo y cercano, los profesores se tuvieron que convertir en expertos del mundo digital de la noche a la mañana, algo que ya iba exigiendo el puesto y el contexto educativo desde hacía bastante tiempo, pero que, en un momento como el que vivimos hace ya casi cuatro años, se tenía que hacer contrarreloj.

Por la crisis del coronavirus —que, como digo, parece que queda superalejada del momento actual—, las casas de todo el país (y diría que, incluso, de todo el mundo) se convirtieron en aulas particulares, en las que los padres, gracias al teletrabajo y a estar en casa, pudieron realizar su labor de tutores en muchísimas ocasiones. Estaba claro que habíamos dado un paso que no podíamos desaprovechar: habíamos dado un paso a la educación online de forma generalizada.

Como tutor online de formación en lengua inglesa, mi labor durante ese tiempo aumentó, debido a la gran carga de cursos que tuvieron que dejar la presencialidad, pero que exigían la docencia de una manera alternativa. En este caso, la única opción que había era la de digitalizar el contenido, si es que no lo estaba ya, y ofrecer medios para llevar a cabo esta enseñanza que, como decía, había que ofrecer de una manera eficiente y rápida.

Durante los meses siguientes, nos dimos cuenta de que el modelo online, si bien ya había estado presente en diferentes proyectos de formación que gestionábamos, era la nueva normalidad a la que la prensa tanto hacía referencia. Y es que era normal que viráramos hacia una estructura educativa en línea, debido principalmente a sus ventajas.

Por su naturaleza, además, la educación online es inclusiva. No importa dónde estés o los horarios que tengas, ya que la enseñanza a través de medios digitales te permite aprender lo que quieras y cuando quieras. Debido a que, normalmente, este tipo de contenido está vertido en plataformas abiertas en todo momento, el alumno puede avanzar cuando y como quiera. Si bien hay plazos, estos son recomendaciones del proyecto y siempre se puede adaptar un ritmo adecuado a las necesidades del estudiante. Asimismo, como es contenido digitalizado, se puede interactuar cuantas veces quiera y necesite, y de la forma en la que le parezca adecuada.

Otras opciones de educación en línea también incluyen la enseñanza reglada, como la universitaria. Existen centros de formación superior y universidades de diferente financiación, tanto pública como privada, disponibles en España, y a través de los cuales se pueden estudiar desde un grado superior o una carrera universitaria, además de otros programas como el doctorado. Estos centros incluyen desde las universidades como la UNED, la UNIA o la UOC, y centros de otro tipo de formaciones, como Cesur.

En mi caso, trabajo desde 2019 en formación online, pero bonificada y subvencionada por diferentes gobiernos, tanto autonómicos como de índole estatal, y es una de las formaciones que, en mi opinión, sirven para abrirse caminos en ciertas profesiones. Hay diferentes empresas que ofrecen este tipo de formación, como Grupo Euroformac, Grupo Coremsa, FEMXA o ADAMS Formación. Su catálogo incluye cursos para empleados y desempleados, así como para autónomos, de diferentes sectores de trabajo, y la formación es totalmente gratuita para el alumno. También este tipo de empresas suele ofrecer también formación bonificada en empresas.

Como vemos, la formación en línea ofrece un amplio abanico de posibilidades, según las necesidades del alumno e, incluso, según el tipo de formación que el alumno desea recibir; sin embargo, existen también diferentes inconvenientes que hay que tener en cuenta a la hora de buscar enseñanza a través de este medio, y es que son varios los puntos en contra que me he encontrado durante mis años como docente virtual.

Hay mucha gente cuya principal queja es la falta de contacto personal entre el profesorado y el alumnado, algo clave para algunos en la enseñanza del idioma. Si bien es verdad que no estoy totalmente de acuerdo con este punto, sí que entiendo que haya mucha gente que esté más acostumbrada a trabajar de forma presencial para este tipo de formaciones. En cualquier caso, esto es simplemente una preferencia, no un hecho real.

El acceso multiplataforma, si bien es un gran punto a favor, nos trae de cabeza a algunos profesores. Los comerciales suelen ofrecer este tipo de cursos diciendo que se puede consultar a través del teléfono móvil, si bien algunos teléfonos que tienen los alumnos son demasiado pequeños o poco potentes para ver contenido digital interactivo, por lo que en realidad sería necesario un ordenador, un dispositivo que personas pertenecientes al grupo mayoritario que se beneficia de estos cursos, los desempleados, no se pueden permitir en la mayoría de las ocasiones.

Otra cuestión que añadiría, ya como curiosidad, es la falta de compromiso por parte del alumno en muchas ocasiones. La tasa de abandono es bastante alta en según qué tipo de cursos, dándole poca importancia no solo al trabajo que hace el tutor, sino al presupuesto invertido en el alumno por parte de las administraciones públicas.

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