Es un secreto | Chispas de dopamina

Es gracioso que me hayas contado precisamente ese secreto que no quieres que cuente a nadie, pero que sería tan bonito que todos lo supieran. Quitarse esa piedra de encima te liberaría, te haría más feliz y también haría que dejaras de tener tantos problemas de tiempo, de sueño o, simplemente, de tranquilidad. No contarlo es parte del secreto, pero juraría que casi se me escapa cuando sé lo bien que te haría.

Un poco más de cariño | Chispas de dopamina

Creía que era una frase hecha en inglés, pero resulta que una de mis frases favoritas resulta ser el título de una canción de un grupo que no conocía: «hold on tightly, let go lightly». También he encontrado que es un dicho japonés. De todas formas, la cuestión no es esa. Me encantaría que el mundo tratara de adoptar esa frase un poquito más en su vida: la idea de 𝓶𝓪𝓷𝓽𝓮𝓷𝓮𝓻 tus ideas es algo increíble, precioso y valioso, pero hay que 𝓭𝓮𝓳𝓪𝓻𝓵𝓪𝓼 𝓲𝓻 si el mundo nos grita que nos estamos equivocando. Pero todo hay que hacerlo en condiciones: con un poco de cariño.

Transformación | Chispas de dopamina

A veces, es bonito cuando recuerdas un libro desde la distancia, desde lo que te hizo sentir en ese momento. Hay un pasaje de uno que me encanta, y dice algo así como: «Quizás mi vida no es tan caótica, pero el mundo sí que lo es, y la trampa es cogerle cariño solo a una parte. La ruina es siempre un regalo, un camino eterno a la transformación». Estoy seguro de que no es exactamente así, pero así es como me gusta recordarlo.

Contradicciones | Chispas de dopamina

«Cuando nadie me ve, puedo ser o no ser». Considero que soy una persona recta, íntegra y consciente, pero, a la vez. me da rabia sentirme reflejado en una canción que, por otro lado, no hace más que definirnos a todos un poquito. Sí, somos nuestros valores, nuestras opiniones y nuestras vivencias, pero también tenemos que tener contradicciones para seguir viviendo y que lo que tenemos tenga sentido.

Lasaña para dos | Chispas de dopamina

No sé cómo se me ocurrió hacer lasaña por primera vez, pero, desde que sé lo que significa, no he podido dejar de prepararla. No solo me encanta su sabor y cómo siempre está buena, sin importar si está fría al día siguiente o recién sacada del horno, sino porque compartimos ese momento de intimidad delante de placas de pasta, carne picada, queso, bechamel y un poquito de cariño.

La despedida | Chispas de dopamina

Parece mentira, pero después de casi cien conciertos, tocaba decir adiós. Y, esta vez, para siempre. Nadie sabía que estaba a punto de despedirme de los escenarios para no volver. Estaba cansado, la vida del artista no era para mí y, ahora que había decidido no renovar el contrato, era el momento indicado. Todas aquellas personas que estaban a punto de corear mis canciones estaban a punto de empezar a olvidarme. Daba vértigo, pero era necesario volver a pisar tierra y vivir la vida de otra forma.

Una isla desierta | Chispas de dopamina

En cada viaje que hago me pasa lo mismo: meto demasiado en la maleta, me quedo corto o no acierto con la ropa porque el clima cambia de un día para otro. Precisamente las maletas nos definen mucho más de lo que creemos. Por eso nos dicen qué nos llevaríamos a una isla desierta, para ver qué nos llama, con qué nos quedamos de todo lo que tenemos y podemos alcanzar. Me encantaría decir que me llevaría muchos libros para estar entretenido, o mucho papel para escribir, pero me da la sensación de que me pasaría como siempre que hago la maleta: que no acertaría.

La canción | Chispas de dopamina

Me han dicho muchas veces que la cosa no es el qué sino el quién. Y es verdad que, entre todo el movimiento que hubo esa noche, solo recuerdo la música y las primeras palabras de esa canción, de LA CANCIÓN:

«𝘌𝘢𝘤𝘩 𝘵𝘪𝘮𝘦 𝘵𝘩𝘦 𝘸𝘪𝘯𝘥 𝘣𝘭𝘰𝘸𝘴
𝘐 𝘩𝘦𝘢𝘳 𝘺𝘰𝘶𝘳 𝘷𝘰𝘪𝘤𝘦 𝘴𝘰
𝘐 𝘤𝘢𝘭𝘭 𝘺𝘰𝘶𝘳 𝘯𝘢𝘮𝘦…»

La nueva era | Chispas de dopamina

Llevo toda mi vida laboral con un post-it en la frente que todo el mundo parece entender menos yo: «Soy sustituible». Me dijeron que traducir sería cosa de las máquinas, y que ahora se puede enseñar a través de otros medios. Y fíjate que una cosa que me di cuenta hace un tiempo ya es que mi trabajo solo es una parte de mí. Mientras no sea sustituible con los míos, me vale. Ya vendrán otras cosas.

Diez minutos | Chispas de dopamina

Es curioso cómo puede cambiar la perspectiva del tiempo. Sé que es algo como muy personal, pero me sigue sorprendiendo cómo pasa de lento cuando vas a un sitio que no te apetece ir y lo rápido que se pasa (y, añado, lo fácil que resulta) cuando te diriges a un lugar al que sí que deseas ir.

Por ejemplo, cuando salgo del garaje, giro a la derecha y tiro todo recto, a pesar de todas las rotondas, y luego giro a la derecha y, por último, a la izquierda. Luego toca un «Ya estoy aquí» y se acabó el paseo. Este, en concreto, es de los muy cortos, prácticamente ni noto que voy conduciendo.

Nueva York | Chispas de dopamina

Nueva York tiene todo lo necesario para empezar desde cero: es grande, tiene recursos y está llena de oportunidades. Puedes ir a comerte un trozo de pizza en la calle o ir a los restaurantes más caros del mundo, tienes la posibilidad de tratar de cazar puestas de sol desde los rascacielos o, simplemente, tirarte en Central Park a dejar que pasen las horas. ⭐⭐⭐⭐

Las cosas pendientes | Chispas de dopamina

«I’ve loved you three summers now,
honey, but I want ‘em all.»
(‘Lover‘, de @taylorswift)

🔹🔹🔹

Me hace ilusión que lo que tenemos sea una lista de cosas por hacer que no se termina. Siempre hay algo nuevo que compartir: un viaje, un beso, un abrazo, una receta o un consejo. Y creo que lo maravilloso de la vida es que siempre haya algo después de lo que parecía finito, que siempre exista algo pendiente que nos mantenga vivos.

Un mes de cambios

El transcurso de este «curso» ha estado repleto de cambios y giros inesperados en mi vida laboral. Ha sido un periodo lleno de reencuentros con antiguas empresas y también de enfrentar inestabilidad laboral. A medida que nos acercamos al final del año escolar y se avecina el verano, me encuentro con una lista interminable de proyectos que me gustaría desarrollar. Sin embargo, este es también un momento para reflexionar sobre los meses anteriores, en los que he trabajado arduamente y me he enfrentado a nuevos desafíos.

A pesar de haber trabajado intensamente en diferentes proyectos, me encuentro en una situación parcial de desempleo en la actualidad. No obstante, esto no ha reducido ni un ápice mi entusiasmo ni mi determinación por encontrar nuevas oportunidades laborales. Actualmente, buscar trabajo es una prioridad para mí en estos momentos, pero, mientras, aprovecho el tiempo para descansar y reflexionar sobre mi trayectoria profesional.

Sigue leyendo

Tenemos que hablar… de los TFG

Hay proyectos que dan como finalizada una etapa, y también algunos que comienzan otros momentos de la vida. La importancia de llevar a cabo ciertos planes hace que nuestras vivencias sean más interesantes, puras, o, simplemente, satisfactorias a ciertos niveles. Hoy empiezo (o continúo, mejor dicho) la sección Tenemos que hablar… con un proyecto que da como terminada la etapa universitaria del grado: el trabajo de fin de grado.

Hace bastante tiempo que veo comentarios al respecto de esta asignatura del curso final del grado, y la verdad es que lo que tengo claro es que hay sentimientos encontrados. Para algunos, es un proyecto para terminar la carrera con un buen sabor de boca, y tener la máxima nota posible es el objetivo principal; para otros muchos, sin embargo, es un trabajo innecesario y problemático. Esto me hizo pensar si realmente los trabajos de fin de grado tienen sentido, o si de verdad hace falta demostrar, una vez más, la valía del estudiante.

Hay un aspecto de los trabajos de fin de grado (TFG) que me recuerda un poco a las oposiciones: los alumnos se juegan mucho, se ponen delante de un tribunal que, en un momento determinado de sus vidas, juzga lo que han aprendido y cómo lo han aplicado a un determinado contexto. pero ¿de verdad demuestra eso? ¿De verdad todos los alumnos deben estar cortados por el mismo patrón?

Sigue leyendo

La importancia de los proyectos

No es raro comenzar el mes de enero con muchos proyectos y propósitos. Es normal que, en los comienzos de ciertas etapas, como pueden ser los años, obtengamos cierta motivación para cambiar las cosas que no nos gustan, o ponernos las pilas con las cosas en las que nos queremos comprometer más de la cuenta, o, simplemente, continuar con las rutinas que ya teníamos. Pero claro… estamos en abril, y hace unos días, emprendí (de nuevo) un proyecto que había dejado a medias: las oposiciones.

Tenía la sensación de que era algo que me debía, en cierta manera, porque era algo que me había propuesto en septiembre, cuando empezaba el curso, aunque sabía que se me iba a dificultar la situación porque estoy viviendo un momento un poco complicado. Como muchos jóvenes, sufro de una ansiedad basada en la inestabilidad socioeconómica, laboral y —¿por qué no decirlo?— mental.

Es verdad que sé que tengo la suerte o el privilegio de contar con una situación en la que todo me sale, más o menos, tal como debería. Hace tiempo que no puedo ni quiero parar de trabajar (de hecho, ya he tenido que rechazar alguna que otra oferta porque no me da más la vida), pero también es verdad que el hecho de que ir cambiando de empresa cada cierto tiempo es también un evento muy cansado.

Uno ya va teniendo una edad y va queriendo tener una rutina, saber lo que la vida tiene para ti en forma de hábitos laborales y sociales. Creo que es una de las cosas que me calmaría la ansiedad recurrente que tengo, y también que me ayudaría a terminar de una vez por todas con la inestabilidad laboral. Pero todavía toca ponerse al día con el estudio, llegar al examen en buena forma, aprobar y conseguir algo, que ya sabemos que no es nada fácil.

Hay amores | Chispas de dopamina

«And when I felt like I was an old cardigan
Under someone’s bed
You put me on and said I was your favorite.»
(‘cardigan’, de @taylorswift)

🔹🔹🔹

Hay historias que no se cuentan porque estamos demasiado ocupado viviéndolas. Hay momentos que hay que atesorar porque el tiempo es un chasquido que tardamos mucho en escuchar. Hay personas que te abrazan como una manta en invierno o una caricia en el pelo. Hay amores que son tan difíciles como un sudoku o tal fáciles como respirar. Y esa es la vida que estamos viviendo.

All-in | Chispas de dopamina

«I was afraid to let you in here,
now I have learned
love can’t be made in fear.»
(‘Falling into you’, de @celinedion)

🔹🔹🔹

Jugar a las cartas siempre me ha parecido una actividad increíblemente satisfactoria. No solo porque la relaciono con tiempos felices de mi vida, sino también porque (creo) se me da bastante bien tener una buena mano y jugar hasta el final, con todos los riesgos y emociones que ello conlleva. Lo que pasa en la vida, sin embargo, es que no se puede jugar a todo con a misma mano, tenemos que robar cartas, dejar algunas ir y también cambiar la jugada. Y en eso estamos: viendo a ver qué cartas me presenta la vida, que yo voy all-in, con todo.

Correspondencia | Chispas de dopamina

«Una cartica que yo guardo donde te escribí que te sueño y que te quiero tanto.»
(‘La bicicleta’, de @shakira)

🔹🔹🔹

El hecho de que escriba menos de lo que quisiera solo indica que hay historias que no quiero compartir, o que, simplemente, se dan tan por hecho que no es siquiera necesario que se plasmen en palabras. Sin embargo, a veces sí que hace falta ese empujón para indicar que sí, que estás ahí, que estás esperando y que sigues sintiendo. Pues que esto sirva como carta, como la correspondencia que te mereces.

Realidad de la sociedad española y su relación con el inglés

Hay conversaciones incómodas que nos hacen pensar en ciertos temas que nos rodean, como puede ser la economía o aspectos sociales que nos afectan de mayor o menor manera. Uno de ellos, en los que la prensa se ha centrado en los últimos meses, y cuyo impacto fue bastante impresionante, fue los reportajes que surgieron a partir de un tema superimportante, como es la inserción laboral de los jóvenes y uno de los pilares principales de esta: el conocimiento de inglés.

Según estos estudios, publicados en periódicos como El Diario o El Mundo, hacían hincapié en la poca conversión de conocimientos lingüísticos, a pesar de los esfuerzos de la estructura académica basados en añadir y, en cierto modo, perfeccionar o mejorar las asignaturas de lengua extranjera en el currículum educativo.

La cuestión es la siguiente: ¿es suficiente ese esfuerzo para que los alumnos sepan inglés? ¿Es valioso el modelo de bilingüismo que tenemos activo en España actualmente? ¿De verdad vale la pena invertir tantos recursos en aspectos que, a lo mejor, no interesan al alumno? ¿La tasa de conversión de horas de aprendizaje tiene que ir ligada, además, con un estudio adicional en academias u otros centros de formación?

Sigue leyendo

Vivir a través de la inercia

El otro día escuché, no sé dónde, que hay momentos en los que la mente te dice que pares un segundo a reflexionar si lo que estás haciendo con tu vida te hace feliz, te completa, te llena o, simplemente, te estás dejando atropellar por los quehaceres diarios. Y es curioso porque, en según qué momentos de la vida, en las pocas pausas que se nos dan para hacer esa reflexión, como puede ser antes de las campanadas de fin de año, en septiembre (con el comienzo del curso) o en los cumpleaños, nos da mucho miedo tomar una curva por si nos arrepentimos de seguir conduciendo hacia adelante.

Y digo que es curioso porque las personas jóvenes estamos viviendo una época de constante adaptación y transformación, debido a las situaciones que nos encontramos prácticamente de forma generalizada —precariedad económica y laboral, problemas para acceder a la vivienda, relaciones personales que ya no llenan tanto como antes, una consciencia de los problemas de la salud mental…—, al final acabamos cometiendo los mismos errores que cometieron los que vinieron antes que nosotros: hacer las cosas por inercia. Y es que… es muy difícil salir de ahí.

Sigue leyendo

Una revisión necesaria

Llevo trabajando, prácticamente, los mismos años que llevo escribiendo en este blog, y, como tanto mi trabajo como mi vida han cambiado a lo largo de este tiempo, creo que es hora de un cambio, de una revisión de cómo estoy haciendo las cosas para ver en qué puedo mejorar.

Siempre que me he embarcado en un proyecto abierto al mundo, como es el caso de, evidentemente, Diario de un futuro traductor, pero también de cualquier charla o conferencia, siempre he tenido un punto en común con todos ellos, y es que quiero contar historias que valgan la pena. Es curioso que tenga este ítem en concreto como inamovible, cuando tengo un libro a medias desde hace años porque la vida capitalista me arrolla, pero también es verdad que me gusta poner en valor lo que se hace de forma altruista.

Sigue leyendo

Razones por las que dejaría de ser docente (y una razón por la que será mi trabajo para siempre)

Aunque es algo que he repetido en muchas ocasiones, no está de más decir que yo he sido traductor casi de casualidad, porque yo lo que siempre he querido ha sido ser profesor. Traducir se convirtió, por así decirlo, en una transición necesaria, por la que tuve que pasar para que la vida me pusiera de nuevo en mi lugar. Al final, llevo años enseñando, prácticamente desde antes que me dedicara a traducir, y es precisamente el puesto al que espero optar durante el resto de mi vida laboral.

La cosa es que no es fácil. Como veremos en este artículo, parte de la serie «Razones» que llevo escribiendo desde hace ya unos años (como las de trabajar como autónomo, trabajar con academias, opositar o pedir cartas de recomendación), el ambiente laboral actual nos pone zancadillas de forma continuada a los que queremos trabajar como docentes, ya sea por dinero, por dificultad de estabilidad o, simplemente, porque no hay trabajo relacionado con la enseñanza.

Sigue leyendo

A ver qué pasa | Chispas de dopamina

«No sé muy bien qué quiere decir amar.
Puestos a saltar, prefiero lanzarme al mar,
y a ver qué pasa, y a ver qué pasa, y a ver qué pasa»
(‘A ver qué pasa’, de @rigobertabandini)

🔹🔹🔹

Hay cosas inesperadas que dan justo la chispa necesaria como para que algo empiece a arder de una manera tan bonita como lo que presencio cada vez que cruzamos la mirada. Y fíjate lo inesperado: no éramos los favoritos, ni los indicados, pero creo que la magia de todo esto es que se ha convertido en un «a ver qué pasa» constante, y con eso me quedo.

Lo que tenemos | Chispas de dopamina

«Y poco a poco olvidar
El tiempo y su velocidad»
(‘Lento’, de @julietavenegas)

🔹🔹🔹

Me aburren los que dicen que el presente es un obsequio, porque, al menos para mí, es más bien un constante recordatorio de que las cosas cambian, el tiempo se acaba y las cosas se pueden ver desde un prisma diferente. Y no considero que esto sea un regalo, porque es una putada, realmente, hasta que te das cuenta de que todo ese cambio, o, más bien, de que todo ese momento puede jugar a tu favor. Precisamente el otro día me dijeron «ahora estoy aquí, quiero disfrutar de lo que tengo», y es una lección que he aprendido a base de experiencia. Sigamos con lo que tenemos.

Sobre los fracasos y las victorias

Voy a contar una historia que necesito para poner en contexto el resto de acciones que se vienen, que se van y que nunca vendrán, y es que estoy acostumbrado al fracaso, al tropezón, pero estoy también acostumbrado a las autoexigencias que pueden o no llevarme a rascar alguna victoria. La cuestión es: ¿vale la pena quemarse hasta el punto de perder la salud, la pasión, o, simplemente, el tiempo?

Sea como fuere, lo primero que debo admitir, y antes de seguir escribiendo, es que llevo en terapia ya un tiempo debido a, precisamente, esa sensación de cansancio por tener una voz demasiado crítica y poco comprensiva conmigo mismo, a la vez que me sigo autoexigiendo de manera muy directa e, incluso, demasiado violenta, sin tener en cuenta el contexto, cómo me encuentro, o si de verdad me apetece hacer algo.

Precisamente este contexto es el que me ha hecho darme cuenta de que quizás embarcarme en ciertos proyectos, como las oposiciones, es algo que no me apetece, o que no es el momento, o que quizás el momento ya ha pasado. El pensamiento intrusivo de que se está haciendo algo que no cuadra con nuestro estado de ánimo o nuestros objetivos a corto o a medio plazo, o que seguramente no dé los resultados que esperamos, es una tarea muy cansada. Y, claro, uno acaba exhausto.

Sigue leyendo

Las cosas, claras y las oposiciones, espesas

Hace unos días, y con motivo del inicio de esta «temporada», decía que había momentos en la vida en los que había que elegir, en los que había que presentar soluciones y poner cartas sobre la mesa que en ningún otro momento nos habríamos propuesto jugar. Y he llegado a los treinta con una mano con la que no estoy muy convencido o, diciéndolo de otra forma —y siguiendo con la metáfora de las cartas—, creo que no estoy jugando una buena partida porque las normas del juego se me resisten. Y es que me encanta la docencia, está claro, pero ¿quiero seguir opositando?

Sigue leyendo

Y llegaron los treinta

Revisando mis notas, me he dado cuenta de que hace justo cinco años pasaba por un momento de «crisis». Justo cumplía 25 años, y estaba en una bifurcación imaginada (e imaginaria) que me hizo decantarme por un camino concreto a nivel profesional. No lo sabía entonces, pero también estaba construyendo un andamio para cambiar mi vida también en el aspecto personal.

Parece ser que tomamos (o tomo, así, en primera persona del singular) ciertos aspectos de la vida, como los momentos de crisis, para intentar buscar soluciones que ni llegaríamos a considerar en momentos normales de la vida, y es ahí cuando entra en juego también la suerte, el destino, y otras cosas en las que se puede creer (o no) para justificar lo que nos está pasando.

Sea como fuere, hoy se cumplen siete años (no treinta, que esos los cumplí yo hace unos meses), con una ilusión renovada por escribir, en general, y hablar de mi profesión y de mis aficiones, en particular, en este pequeño diario de a bordo que no pretende ser más que eso: un lugar donde volver y ver de dónde vengo, y vislumbrar (¿por qué no?) adónde voy.

El síndrome del impostor | Chispas de dopamina

Hace tres años ya, por estas fechas aproximadamente, estaba sentado en la que sería mi oficina durante casi dos años, esperando a mi turno. Después de haber dejado mi trabajo anterior, esta era una gran oportunidad para poder meterme en la rueda del trabajo: siempre que empezaba a trabajar, acababa con mil y una oportunidades. Pero en ese momento, a pesar de saber que tenía muchísimas posibilidades de llevarme el puesto, estaba nervioso, ansioso por saber la respuesta incluso antes de que empezara.

Y cuando empezó no mejoró la cosa, la verdad. No supe cómo venderme, más allá de referirles mi experiencia en el currículum, que los dos entrevistadores habían imprimido. Uno de ellos, llegado un momento, interrumpió, incluso, al otro entrevistador de forma brusca.

—No necesitamos escuchar más. Gracias.

Me sentí pequeñito, con ganas de llorar, pensando que no solo había perdido ese trabajo, sino también la rueda a la que me había aferrado como objeto de socorro.

—¿Está todo bien?
—Sí, te llamarán. Muchas gracias.

Me quedé un poco triste, ya que el impostor que tenía dentro de mí me decía que no había conseguido el puesto. Me despedí y salí del pequeño despacho donde hicimos la entrevista. «Te llamarán». La frase era el típico comodín para quitarse el marrón de encima, y dejar claro, en realidad, que esa llamada nunca se producirá… así que, viendo todo lo perdido, me llegó la inspiración.

Volví. Toqué la puerta. Aún tenían mi currículum sobre la mesa. Los dos entrevistadores me miraron sorprendidos.

—Disculpad, pero creo que no he sabido hacerlo todo lo bien que sé hacerlo. Tengo todo lo que necesitáis, solo necesito un par de días de adaptación. Me da vergüenza admitirlo, pero…
—Creo que te estás equivocando —me dijo uno de los entrevistadores—.
—¡No, no me equivoco! De verdad que soy el candidato perfecto. ¡Me encanta todo lo que hacéis, y puedo ser un gran miembro del equipo!
—¡Por eso decimos que te equivocas! Tranquilo, que vas a poder demostrar todo lo que dices porque estás dentro.

Me sentí aliviado, los nervios se disiparon y los tres nos reímos. Me despedí con un «gracias», y el resto es historia.

N-340 | Chispas de dopamina

Eran apenas 41 km, pero, siendo un niño, esas distancias te parecen eternas, y más cuando vas a un sitio que, aunque para algunos era un refugio, para mí era un castigo.

Llegaba el fin de semana y también llegaba el maldito momento en el que teníamos que coger el coche e irnos a aquella casa, en la que apenas tenía espacio para mí (de hecho, estaba prácticamente al descubierto), y en la que tenía que estar esquivando las miradas y las palabras que tanto miedo me daban.

Un sueño tranquilo | Chispas de dopamina

No suelo recordar los sueños; de hecho, me parece curioso que la gente los recuerde de forma lúcida, que pueda reconstruirlos con palabras una vez despierto o con imágenes dentro de sus cabezas.

La cuestión es que, por una vez, recuerdo el sueño que tuve hace un par de noches. Conducía sin ningún tipo de destino predeterminado. No había puesto ningún lugar en el GPS, porque parecía conocer el camino. Tampoco tenía música puesta. Son precisamente cosas que suelo hacer nada más me monto en el coche, por lo que sí que era de extrañar.

Sin embargo, no me sentía raro, sino relajado. Por una vez en mucho tiempo, parecía aprovechar la oportunidad de lo que me deparaba la vida con tranquilidad.

Los amantes | Chispas de dopamina

Después de catorce días seguidos, estaba preparado para contarlo todo.

Después de catorce días sin decir ni palabra, estaba listo. Había llamado a la prensa para ofrecer una exclusiva muy jugosa: seguramente la más grande en este país en los últimos veinte años.

—Si tenéis un momento, os contaré la historia de estos dos amantes —dije, sin percatarme (al menos, al principio) de que había casi treinta cámaras y micrófonos apuntándome,—. Llevan más de seis meses viéndose a escondidas a las afueras de la ciudad —comenté—, pero sus respectivas parejas llevan siendo traicionadas desde hace, por lo menos, tres años, cuando se conocieron en aquel evento en la costa.

Miré una televisión que estaba al fondo de la sala donde reuní a los periodistas. En una de las televisiones salía mi cara, con señal en directo, y con un faldón que resumía mis declaraciones: «El presidente del país tiene una amante y puedo demostrarlo».

—¿Y cómo sabemos que esta información es cierta? Tenemos a otras quince personas, que cuentan una historia parecida, pero no demuestran que estuvieran con el Presidente. ¿Cómo sabemos que usted no está haciendo lo mismo?

—Señorita, yo lo puedo demostrar porque yo soy uno de esos amantes de la historia que no he podido terminar.

56 horas | Chispas de dopamina

Eran un poco más de las doce de la noche. Era bastante tarde para la hora a la que se tenía que despertar (aunque P. siempre se quejaba de que dormía poco, le gustaba mucho trasnochar), pero estaba bastante contento: iba a reencontrarse con D., que se había ido de viaje casi sin avisar. Es curioso cómo pasa el tiempo cuando estás junto a alguien y lo difícil que le fueron esas 56 horas en las que estuvo sin él.

La vida de un reloj | Chispas de dopamina

Rebuscando en mis cajones, encontré ese reloj (básico y barato) que me compré para controlar las horas que pasaba haciendo los exámenes para poder ser profesor.

Qué pobre la vida de ese reloj. No solo nació con un solo objetivo —controlar mi tiempo—, sino que no pudo reproducir sus minutos más allá de ese pequeño cajón donde durmió hasta que, en el momento en el que descubrí que seguía ahí, se paró en seco.

Luz | Chispas de dopamina

No suelo leer mucho las noticias, porque casi ninguna es positiva y, sinceramente, el mundo en el que vivimos me abruma un poco. Sin embargo, en una de esas raras veces en las que abrí la página de noticias, me encontré unas de esas publicaciones catastróficas, en las que se decía que, de noche, iban a tener que apagarse las luces de la calle, además de algunos monumentos, para colaborar con el ahorro energético.

Aunque sabía que era mentira (o, mejor dicho, que la noticia en sí no era lo suficientemente clara), agradecí que nadie tuviera control sobre la luz que desprendemos nosotros.

El paso de peatones | Chispas de dopamina

En la ciudad se escuchan muchas cosas. Casi todas esas «cosas» son ruidos que se van acumulando: el del tráfico, el de la gente, y el de los pájaros (si es que tienes suerte).

Entre tanto ruido, me reconfortó escuchar, en un simple paso de peatones, cómo un chico le decía a su novia: «Estás guapísima». Era como leer un precioso haiku entre tanta prosa torpe.

Cuando me giré, me di cuenta de que él le estaba haciendo una foto. No estoy seguro si ocupé parte de su foto, pero, al menos, estoy seguro de que sonreí al menos igual que la protagonista de la foto.

El camino | Chispas de dopamina

Aunque las comparaciones son odiosas, me alegra vivir cerca de un parque, ya que me recuerda a la primera vez que viví solo. Si bien es verdad que el piso no era gran cosa, el camino hacia él nunca me dejaba indiferente.

Dentro de la urbanización, el camino que llevaba al edificio que albergaba mi casa hacia eses, como se tratara de una serpiente de cascabel que se quisiera escurrir entre el césped cuidado que estaba junto al parque donde jugaban los niños, o como si quisiera seguir reptando hasta la parte más alta, donde se veían las estampas más bonitas de la ciudad.

Muchas veces odié ese paseo, ese camino que me hacía pensar en lo que echaba de menos a ciertas partes de mí mismo que brillaban por su ausencia; sin embargo, ahora que lo veo desde lejos, era un camino agradable que significó el comienzo de muchas cosas.

Lo que sea | Chispas de dopamina

La tele está a un volumen lo suficientemente alto como para sentirme acompañado, pero lo suficientemente bajo como para que no me moleste y pueda dormir. El libro que estoy leyendo —joder, cómo echaba de menos leer— ya descansa en la mesita de noche, y el ventilador está a tope. Y ahora toca el ritual de siempre: pensar en lo que he hecho en el día, dar unas cuantas vueltas en la cama para encontrar la posición perfecta y, una vez dispuesta, empezar a soñar.

Qué chulo es soñar. Es como viajar, como experimentar cosas nuevas, como ver una película a la que no puedes darle a rebobinar. Y aquí, mientras pienso en lo que he hecho en el día, busco la posición perfecta y me dispongo a soñar, me doy cuenta de que tampoco se diferencia tanto a vivir, ¿no?

Conexiones | Chispas de dopamina

Leer el periódico en papel ya no está de moda. Se me hace muy complicado encontrar uno en el bar donde suelo ir a desayunar; sin embargo, ese día alguien se había olvidado el suyo y decidí ir directamente a la sección de reseñas literarias.

«“Conexiones» trata de la vida misma, de los amores más ingenuos y del dolor más profundo. En las 256 páginas de la edición de bolsillo, nos encontramos la historia de Gael, un profesor que, llegado a la treintena, hace una revisión de su vida personal y amorosa a través de los diarios que ha ido escribiendo durante su adolescencia y su adultez. Los encuentros, desencuentros y reencuentros que se suceden en esta ligera novela nos emocionarán, nos harán reír y, sobre todo, nos harán reflexionar. Una genial obra debut. ⭐⭐⭐⭐»

Esa noche me fue difícil conciliar el sueño, pero ahora se había ido la presión y sentí alivio. Qué bonito es que hablen así de tu obra.

Entre la burrocracia y la titulitis

Durante mi época como técnico de formación, en la que una de mis labores era coordinar el equipo de tutorización y los cursos que tenían asignados, me di cuenta de una cosa que luego he podido comprobar en otros entornos: España está enferma. ¿Diagnóstico? Titulitis aguda. ¿Síntomas? Exigencia de unos títulos determinados para ejercer puestos no cualificados.

Y digo que está enferma porque hay ciertos puestos para los que la formación (o, mejor dicho, cierta formación) no es tan importante. Conozco a personas que han trabajado en puestos similares a los que gestioné que no tenían una formación específica o relacionada con el puesto de tutor, pero que sí que tenían otros factores que eran importantes para llevar a cabo el trabajo de forma solvente, como la experiencia profesional o certificados de idiomas.

En este caso, todos los candidatos que podrían llegar a formar parte de este proyecto tenían que tener una serie de formación relacionada con los idiomas bastante alta o ser nativos (aunque ya sabemos que no siempre funciona correctamente), además de tener formación específica relacionada con la docencia. Al final, era un aspecto burocrático más (o «burrocrático», como decía yo) que nos restaba tiempo a las personas que estábamos detrás del proyecto en búsqueda de personal, que nos podía sorprender en los días previos a los inicios de las formaciones y que nos podía, incluso, tumbar grupos enteros de alumnos que estaban esperando pacientemente su formación. La pregunta es: ¿es necesario este filtro tan exhaustivo y exigente para personas que pueden hacer perfectamente su labor sin tener un título específico?

Sigue leyendo

Los horizontes profesionales que pudieron ser (y que podrán ser en el futuro)

El día 31 de enero, que empecé a trabajar como tutor de nuevo, se habían cumplido ya unos meses desde que estuviera en paro (aunque yo, como culo inquieto, empecé a buscar trabajo casi desde el principio de mi supuesto descanso) y, aunque costó que surgiera una propuesta laboral, sí que estuve haciendo entrevistas, normalmente a través de métodos electrónicos. Y es curioso lo que nos hace considerar una conversación con unos extraños acerca de nuestro futuro profesional. Y una de ellas, la que más me rondaba la cabeza, es si era la hora de dejar de buscar puestos como docente e intentar buscar en otros lares.

Es una cuestión que da mucho vértigo, y es una hipótesis que, por fin, ponía sobre la mesa: ¿y si ser docente se había acabado para mí (o, al menos, de la forma en la que había estado trabajando hasta ahora)? Teniendo en cuenta que estamos ante una situación económica, social y laboral muy delicada, es también normal que personas preparadas tengan algunos ases en la manga para enfrentarse a este tipo de problemas, y yo soy una de esas personas.

Si bien he trabajado en campos laborales, como el de la traducción, el de la formación, el de la docencia e incluso en el de la hostelería, debo decir que ahora mismo tengo algo muy claro: me apasionan los idiomas, me encanta la formación y no me importaría tener otros perfiles en cuenta que no tuvieran la docencia como punto central, al menos, en un futuro.

Sigue leyendo

Mi experiencia con el síndrome del burnout

Nota: Esta entrada esta programada para diciembre de 2021; sin embargo, en ese momento no me sentía con las suficientes fuerzas para explicar qué me pasaba realmente, ya que, aunque estaba en el paro, anímica y psicológicamente estaba bastante desgastado. Después de una lectura exhaustiva, he decidido publicarla.

Es curioso, pero en diciembre, cuando hacía ya unas semanas que había dejado de trabajar y, mientras buscaba trabajo que hacer durante los próximos meses, intenté aprovechar el tiempo que tenía libre para ponerme al día con algunos proyectos que había ido dejando de lado de forma progresiva porque, como se suele decir, «no me daba la vida pa’ más». Y es que, aunque costara, había que empezar a hacer cosas que te hicieran reconectar con lo que te apasiona de la vida.

Y es que en un momento tan difícil como el que hemos vivido, el estrés es algo que tenemos que evitar a toda costa, aunque no lo hagamos muy bien: una encuesta reciente determina que hasta un 90 % de los trabajadores españoles ha sufrido estrés en el trabajo en el último año, y casi un 60 % lo sufre de forma ocasional; de hecho, también se observa que el estrés afecta a la salud del trabajador, con posibilidad de que recaiga por los nuevos modelos de trabajo, como, por ejemplo, el trabajo remoto o teletrabajo.

Sea como fuere, me puse a pensar en las veces que dejar de trabajar ha sido para mí un alivio o una bendición, según se mire, debido, precisamente, a motivos relacionados con el estrés; precisamente, han sido dos los casos principalmente llamativos para mí, debido a los problemas de salud que han causado y cuya principal solución era abandonar el barco. Y es que este problema tiene nombre: el síndrome del burnout.

Sigue leyendo

Las lecciones del 2021

Llegar al final del año con cosas que contar es algo de lo que me siento orgulloso normalmente, pero es que llego a diciembre con la sensación de que estos doce meses me han atropellado, en diferentes aspectos; sin embargo, sí que siento que he podido salir ileso y que he sacado muchas lecciones de las que puedo aprender para ser un mejor profesional, pero también una mejor persona.

Sinceramente, tengo dos partes muy diferenciadas de este año: la que he estado empleado y la que, por suerte o por desgracia, estoy en paro. Actualmente, considero que las lecciones que he ido adquiriendo a lo largo de este tiempo son totalmente complementarias y que, de hecho, son perfectamente válidas para (casi) cualquier momento de la vida, porque ¿a quién no le gusta aprender cosas en mitad de una situación tan complicada como la que tenemos, para salir mejor del bache?

Sigue leyendo

Razones por las que nunca he pedido cartas de recomendación (y una razón por las que las pediré a partir de ahora)

Estar en paro por primera vez en casi siete años me ha hecho darme cuenta de las prioridades de la vida, pero también en qué debo hacer a partir de ahora para no caer en cierto tipo de empleos que no me convienen. Ha llegado un momento de mi vida laboral que me ha hecho recapacitar sobre qué tipo de trabajo es el que quiero hacer, y del tipo de entornos en los que me gustaría ejercer de docente (o de algún puesto complementario a la educación).

Y aunque me prometí esperar un poco más y centrarme en otros aspectos de mi vida, he estado buscando ofertas de empleo en las que pudiera encajar. A veces, incluso me he postulado yo directamente a la empresa (o empresas). Y es aquí cuando llega el quid de la cuestión… ¿Hace falta que presente referencias? Pues depende de la empresa, pero también del puesto o, incluso, de la relación que tengas actualmente con las personas que te podrían referenciar.

La verdad es que yo nunca he tenido una especial afinidad a las cartas de recomendación, porque, al final, son documentos caducos que no muestran una situación real del candidato; especialmente, si hace mucho de esa referencia de algún jefe, superior o compañero. De hecho, la función de recomendación de redes como Linkedin me parece una buena representación de lo que digo: ¿de verdad es relevante ese comentario de un compañero con el que trabajaste hace siete años?

La cuestión es que es innegable que una buena referencia puede abrirte muchas puertas. Aunque no sea un ejemplo relacionado con el mundo laboral, una carta de recomendación propuesta por una profesora que me dio clases en el Máster de Profesorado hizo que mi perfil fuera interesante para que me admitieran en el Máster en las Tecnologías de la Información y Comunicación para el Tratamiento y Enseñanza de Lenguas en la UNED, lo que me hizo pensar que posiblemente haya que pedir referencias cuando las necesitemos, pero es que hay tantos inconvenientes que abruma el solo hecho de solicitarlas.

Sigue leyendo

Mi experiencia como técnico de formación

Trabajar como docente es mi pasión, y creo que lo he dejado claro más de una vez en este cuaderno de campo. Precisamente por eso me fue tan difícil —o, mejor dicho, le di tantas vueltas— aceptar un trabajo diferente, en el que, si bien mi conocimiento relacionado con la docencia era primordial, no era el punto principal del puesto.

Durante seis meses (desde febrero a agosto de 2021), trabajé como coordinador técnico de formación, un puesto que se creó debido a una gran alta carga de trabajo que había por un proyecto de una administración pública. En este puesto, mis funciones principales estaban relacionadas con la gestión de alumnado y del personal encargado de las formaciones para esta institución pero, también, ser el punto de unión entre el cliente y la empresa.

Está claro que un cambio de puesto como este también tenía unos cambios de tareas y de responsabilidades que se vieron reflejadas en mi día a día, y me gustaría plasmar en este registro lo que supuso ampliar mis horizontes y descubrir otro perfil que, como veremos, ya tenía ganas de probar.

Sigue leyendo

De profesión: nativo

Hace tiempo que me gustaría tener una conversación (o, más bien, exponer un caso concreto) en este diario de a bordo en el que cuento mis peripecias personales y profesionales que tiene que ver con el mundo laboral, y que veo que se ha extendido en las ofertas de trabajo a las que accedo últimamente en cualquier sitio web de búsqueda de empleo. Y sí, es la necesidad de ser nativo para cualquier trabajo relacionado con los idiomas.

Durante los últimos años, hemos vivido en una época de cambios en el plano laboral y profesional que hace posible que, sin una formación específica, muchas personas puedan trabajar en ciertos oficios sin que nadie actúe de forma activa contra ellos. El intrusismo laboral en ciertos campos relacionados con los idiomas, la traducción y la interpretación es algo que vivimos día a día como algo rutinario, cuando no debería ser así.

Y digo que no debería ser así no por una queja por una falta de oportunidades —es muy posible que aproveche este parón para hacer algo que me llene o que me llame la atención de nuevo—, sino porque ser nativo no significa ser buen profesional.
Sigue leyendo

Bajo la luz del flexo | Chispas de dopamina

Nunca he sido mucho de escribir a ordenador; de hecho, muchas veces, lo detesto. No sé si se debe a porque trabajo escribiendo en formato digital o porque encuentro el placer en agarrar el bolígrafo y deslizarlo por el papel con mis palabras, pero la verdad es que no disfruto en demasía escribir frente a una pantalla.

Cuando he sido feliz escribiendo, ha sido, especialmente, en mi adolescencia, cuando escribía más a menudo, cuando necesitaba sacar de mi mente descontrolada los sentimientos que sobrevolaban mi cabeza y mi corazón.

La mesa de madera, que crujía un poco cuando me apoyaba sobre ella para escribir, la habíamos recogido de una antigua mudanza; la silla, incómoda y agradable a partes iguales, más de lo mismo. Siempre tenía como compañeros los deberes que me quedaban por hacer o aquel libro que jamás había terminado. Pero lo más importante era la luz que me otorgaba ese flexo que me acompañó tantísimas noches en la que me preguntaba (y exteriorizaba a través de la escritura) «¿Quién soy?». Por desgracia, jamás recibí respuesta.

La huida | Chispas de dopamina

Todavía me acuerdo del sentimiento de apuro que tenía al recoger todas las maletas de la casa. No quería estar ni un minuto más entre esas paredes, aunque la razón por la que supuestamente tenía que darme prisa no tendría lugar hasta meses después; sin embargo, tanto él y yo acordamos no anunciar nada por temor a las posibles represalias que se pudieran suceder en los días que vendrían.

Y es que cambiar de ciudad y dejar una relación no es algo fácil… normalmente, claro está. Para mí, fue una decisión casi instantánea, necesaria, reposada y pensada: tenía que alejarme de él y de todo lo que significaba ser suyo. «El amor viene y va», me dije, pero parecía que él no lo entendía. Así que tuve que improvisar una huida, una vía de escape que me hiciera renacer y volver a ser yo mismo.

Y si me acuerdo del apuro, ¿por qué no recuerdo también los momentos buenos? Porque posiblemente nunca existieron.

Un septiembre diferente

Septiembre suele ser un mes que me motiva por los planes que empiezan y, sobre todo, por el trabajo que comienzo; sin embargo, este año va a ser muy diferente. Por primera vez en siete años, y desde que terminé la carrera de Traducción e Interpretación, allá por el 2014, estoy en paro. No es algo que me pillara por sorpresa, ya que conocía de antemano que se me terminaba el contrato en un mes tan difícil como agosto para encontrar trabajo como docente, pero, aun así, me siento raro.

De momento, tengo dos mentalidades, que se pelean entre sí y que también recoge mi tipo de personalidad: por un lado, tengo ganas de «aprovechar» que tengo prestación por desempleo, que será la primera vez que solicite, y me gustaría aprovechar este parón para cerrar frentes que estaban sin terminar, como el Máster en las Tecnologías de la Información y de la Comunicación en el Tratamiento y Enseñanza de Lenguas de la UNED; por otra, sin embargo, me encuentro en la necesidad de seguir trabajando, de seguir sintiéndome productivo, y, sobre todo, de seguir cumpliendo objetivos laborales y personales.

Sea como fuere, el primer paso está dado: si bien esto no es una situación que yo haya elegido, ya que jamás he estado en paro desde 2014, soy consciente de que necesito un cambio, de que necesito parar y de que necesito desconectar para reconectar con el camino que debo seguir. Como comentaré en artículos posteriores, y más adelante, llevo a cuestas una serie de ¿decepciones? laborales y personales que, quizás, me hayan hecho no disfrutar tanto de lo que hago, o cegarme con el fracaso, o, simplemente, han convertido lo que debería ser mi pasión en algo que no me llena.

Sigue leyendo

Todo sigue igual, todo está cambiando

Hace unas semanas que leí el título de un artículo que se llama, precisamente, como la publicación que estás leyendo. Hablaba sobre la política actual, pero yo no vengo a hablar de política, sino a hacer un poco de revisión de este curso que ha sido tan especial y tan complicado a partes iguales.

Desde septiembre, cuando volvía a empezar, como casi cada curso, decía que este curso iba a ser una revisión de todo lo que no pudo ser el año anterior, pero, como casi siempre, me equivocaba, ya que al final estos meses han ido por otros derroteros, debido a los cambios de planes, a las paradas para ¿descansar? y, sobre todo, por mi vida personal y profesional.

Actualmente estoy agradecidísimo de tener la posibilidad de seguir creciendo como profesional, y, de hecho, es algo que me está ayudando a darme la oportunidad de escribir de vez en cuando lo que me pasa por la cabeza, o lo que me gustaría que me hubieran dicho antes de tomar según qué decisiones o, simplemente, lo que va ocurriendo en mi vida, como forma de llevar un registro de las coordenadas en las que voy pisando, que, precisamente, fue el origen de crear este blog que ya inicié hace más de cinco años.

Sigue leyendo

Tenemos que hablar de… los certificados de idiomas

Cuando uno es joven, siempre acaba siendo más atrevido de la cuenta, y dice cosas que quiere hacer y las que jamás se le pasaría por la cabeza; por poner un ejemplo, cuando empecé a estudiar Traducción e Interpretación y decidí probar cómo sería ser traductor (o intérprete), dije que jamás sería autónomo. Pues mira, fui autónomo durante casi tres años y medio. Cuando estudié el Máster de Profesorado, también me prometí que las oposiciones no estaban hechas para mí y que no perdería mi tiempo en ellas. Spoiler: llevo dos años preparándolas.

Con los certificados de idiomas me ha pasado una cosa parecida. Siendo traductor, nunca me habían solicitado ningún tipo de certificado que pusiera de manifiesto el nivel de idiomas con el que contaba, ya que se daba por hecho que mi nivel en inglés, por poner un ejemplo, era alto, ya que cuento con un Grado en Traducción e Interpretación y, además, también tengo experiencia previa en campos relacionados con los idiomas (como la misma traducción, la corrección o la redacción). Tampoco se me había solicitado demostrar mi destreza con el inglés en puestos relacionados con la formación, ya que con mis estudios era suficiente.

Sin embargo, una vez empiezas una carrera tan importante como la de opositar, te das cuenta de que hay muchos pasos que podrías haber dado con anterioridad que actualmente no tienes a tu favor, y que muchos otros competidores han avanzado hacia la obtención de méritos que actualmente no posees, como, precisamente, haberse presentado a certificados de idiomas. Pero ¿es obligatorio hacer exámenes solo para rascar algún punto? ¿La obtención de estos títulos es para todo el mundo? ¿De verdad te diferencia tantísimo tener un certificado o no? Pues la respuesta, como buen traductor, es «depende».

Sigue leyendo

Inevitable | Chispas de dopamina

«El cielo está cansado ya de ver la lluvia caer».
(‘Inevitable’, de @shakira)

🔹🔹🔹

Hay momentos y personas que te marcan como un tatuaje. Vaya putada. Conseguir quedarse en el recuerdo de alguien es meritorio, pero hacerlo por romperle el corazón a alguien no es la mejor medalla que nos podemos poner y vestir orgullosos en la pechera. Si la gente supiera cuántas medallas se ponen algunos precisamente por esa razón…

Las cinco fases del opositor

Siempre dicen que la vida empieza cuando termina nuestra zona de confort. Ya he dicho en más de una ocasión que trabajar como traductor (o como camarero, o como cualquier otro trabajo que no fuera profesor de inglés) era, en cierto modo, la opción más fácil para mí, aunque conseguir trabajo en esta industria sea algo difícil (que no imposible), pero decidí salir de la rutina en 2017 y he de decir que ha sido una de las mejores ideas que he tomado en mi vida.

La cosa es que ahora que este proceso de oposiciones está acabando y la fecha del examen se va acercando me he dado cuenta de que los opositores pasamos por diferentes fases desde el principio del curso a la fecha de la convocatoria, y no todas son agradables, ni bonitas ni, mucho menos, fáciles. La idea de que unas oposiciones son el camino fácil o que cualquiera puede o debe opositar tiene que acabar, no solo porque no es verdad, sino porque tampoco es sano presionar a nadie para que pase por un proceso que no le llena.

Sea como fuere, y después de mucho darle vueltas a la cabeza sobre el tema, he diferenciado cinco fases por las que he ido pasando durante estos últimos meses, y también algunos compañeros con los que comparto objetivos a nivel profesional.

Sigue leyendo

El año que nos cambió

Posiblemente haya tenido que reescribir estas líneas unas ¿7, 8? veces porque no me creía lo que estaba escribiendo. Algunas veces era demasiado políticamente correcto; otras, sin embargo, demasiado pesimista. Y es el que el 2020 ha dejado una sensación de haber pasado rápido, de haber pasado como una tormenta que lo deja todo alborotado, pero también de haber pasado casi de puntillas debido al confinamiento, primero, y las restricciones, después.

A pesar de todo, debo decir que el 2020 me ha dejado momentos muy buenos, tanto en el nivel personal como el laboral, y también debo decir que, por (muchísima) suerte, podremos recordar el 2020 como ese año que nos cambió, y, en la mayor parte, hacia una posición mucho más favorable.

Sigue leyendo

El café que nos debemos | Chispas de dopamina

«Te quiero pero solo un poco.
Todo no va a ser para mí.»
(‘Chocolatito’, de @polgranch)

🔹🔹🔹

Dicen que todas las historias bonitas comienzan con un café. No tengo ni puta idea de por qué tiene que ser con un café y no con una mirada, o con un abrazo, o con un mal comienzo. Pero nosotros no tomamos café, así que tendrá que ser una historia de esas para olvidar. ¿No te da pena que no nos invitáramos a tomar un espresso rápido antes de fundirnos en uno?

Creer | Chispas de dopamina

«Si se pone complicado, es el momento.»
(‘Comunicado de prensa’, de @don_patricio)

🔹🔹🔹

Justo en el momento en el que creía que todo empezaba a derrumbarse, aparece aquella luz que ilumina el camino que debo seguir. Y aunque mi cabecita tenga una voz que dice que todo esto es una tontería, yo creo que es el momento de empezar a creer de una puta vez que todo puede ir bien. Veamos qué nos depara el futuro.

Otra vez será | Chispas de dopamina

«Runnin’ outta time
Wishin’ you would come and save me»
(‘bad idea’, de @arianagrande)

🔹🔹🔹

Relatar la vida con las palabras adecuadas no es siempre fácil. Incluso para alguien leído, es complicado describir el suspiro de alivio que da uno cuando te falla el WiFi precisamente cuando has mandado la declaración de sentimientos más sincera y WhatsApp ha decidido que tu sinceridad se quede en el baúl de los mensajes por enviar. Otra vez será.

Raro | Chispas de dopamina

«Todo ha sido raro, pero lo haría otra vez.»
(‘Nuevo verano’, de @amaia)

🔹🔹🔹

Muchos dicen que es mejor arrepentirse de lo que no hemos hecho que de lo que hemos disfrutado haciendo, y no podría estar más de acuerdo, y más en una época en la que solo pienso en hacer, estar, vivir, comer, dormir, soñar con lo que me hace feliz. ¿Que me he equivocado? Seguramente. ¿Que habría que mejorar muchos aspectos de la vida que estamos viviendo? Por supuesto.

Pero si no hubiéramos seguido ese camino, quizás hoy no estaríamos aquí.

Madrizzz | Chispas de dopamina

«No quiero jugar mi suerte por ti.
No puedo con “v” pequeña vivir.»
(‘Te dejo Madrid’, de @shakira)

🔹🔹🔹

Madrid es la montaña rusa en la que todo el mundo se marea por no poder seguirle el ritmo, pero de la que nadie se quiere bajar. Después de algunos desencuentros entre sus calles, al final me di cuenta de que, a pesar de querer llamar a Madrid en más de una ocasión mi hogar, a pesar de que me cerró las puertas en la cara

Al final, te das cuenta de que el hogar se compone de las personas con los que pasas esos grandes momentos, y que el sitio es solo un simple escenario.

[Texto inspirado por Á.A.]

Olor a libro nuevo | Chispas de dopamina

«Me gusta cuando paso del mundo,
Y nosotros dos pensamos la misma mierda.»
(‘Me gusta’, de @don_patricio)

🔹🔹🔹

Olor a libro nuevo. Ver una película tirados en el sofá. Abrir la ventana un día con buen tiempo. El primer sorbo del café por la mañana. Una mirada. Un roce. Un abrazo. Ver cómo pasan las estaciones sin darte cuenta. Viajar en coche. La brisa en la cara. Vacaciones. Un beso. El beso. Ese que jamás nos dimos. Y nada más.

Nada | Chispas de dopamina

«Todo va a salir natural.
Y si jugamos bien, nada sale mal,
solo tienes que arriesgar.»
(‘Nada sale mal’, de @aitanax)

🔹🔹🔹

Cualquiera que nos vea desde fuera creerá que estamos perdiendo el tiempo porque no estamos pisando el acelerador. Creo que, precisamente, lo que hace especial lo que sea que tengamos es que se está cocinando a fuego lento. ¿Y qué más da que la gente diga que no está pasando nada? ¿Acaso no se dan cuenta de todo el tiempo que estamos invirtiendo en construir algo lo suficientemente significativo como para que le demos la importancia que se merece? Al final, el nombre que se le ponga da igual.

Sueños | Chispas de dopamina

«In the end, what else do we have but dreams?»
(@guavaislandofficial, 2019)

🔹🔹🔹

No muchos tienen claro qué quieren hacer cuando son pequeños, pero yo sí tenía algunas ideas. Tuve que ir descartando ciertas propuestas por falta de viabilidad o porque, conforme me iba haciendo mayor, me di cuenta de que tenían poco sentido.

Soñar nos hace humanos, vulnerables y, a la vez, más fuertes. Tener sueños nos hace buscar y encontrar motivación donde, en un principio, podemos no llegar a tenerlas. La cosa es saber diferenciar cuándo estamos despiertos y cuándo estamos dormidos.

Miradas | Chispas de dopamina

«¿Cómo olvidar que, en esta esfera,
te acercabas a mi vera
y proyectabas equilibrio alrededor?»
(‘Gran esfera’, de @lacasaazuloficial)

🔹🔹🔹

Es curioso que lo que haga cuando se cruzan nuestras miradas es quedarme un segundo más de la cuenta mirándote fijamente en la retina y pensando en por qué no nos conocimos antes, o por qué siento que te conozco aun haciendo solo un ratito que te vi por primera vez.

El extraño viaje | Chispas de dopamina

«Aquí y ahora:
que comience el viaje.»

(‘Ruido’, de @laprohibida)

🔹🔹🔹

¿Nunca os habéis puesto a hacer la maleta, sabiendo que tenía que estar lista desde hace días —o, al menos, pensar qué os queréis llevar—, y os habéis quedado en blanco? Pues algo así me lleva pasando desde hace un tiempo, pero existe una diferencia: acabo de sacar un billete. Y creo que es solo de ida.

Hoy me he armado de valor para enfrentarme a mis miedos y darle una oportunidad a mis sueños, pero también a mí mismo.

Superficies | Chispas de dopamina

«’Cause all I want to do is hold somebody,
but no one ever wants to know somebody.»

(‘The Way I am’, de @charlieputh)

🔹🔹🔹

Llevar tanto tiempo soltero me hace darme cuenta de que, cada vez más, la gente solo busca relaciones superficiales, rápidas, efímeras. Quieren saber todo lo del otro en el menor tiempo posible para acabar destruyéndose igual de rápido. Al final uno descubre que esa no es la mejor manera de conocer a alguien (aunque nunca me ha nacido hacerlo así).

Precisamente hace poco hablaba sobre la salud de las relaciones de aquellos que quieren rascar más allá de la superficie y se preocupan de lo que necesita la otra persona, y nadan por las profundidades de las intimidades que están alejadas de la cama.

Estar soltero nunca me ha preocupado; sentirme solo, sí. Y creo que no me he sentido más acompañado en mi vida…

Autoestima | Chispas de dopamina

«Mi papá y mi mamá
me hicieron la cara demasiado bien.»
(‘Autoestima’, de @cupidoamorciego)

🔹🔹🔹

Mirarse al espejo no siempre me ha parecido fácil; de hecho, ha habido momentos de mi vida en los que he preferido ser prácticamente invisible, también a mis ojos, porque lo que mostraba al mundo no me gustaba.

El otro día comentaba con un amigo en una conversación, con dos jarras de cervezas de testigo, que si hubiera tenido la misma fortaleza hace diez años que ahora mismo, quizás las cosas que siempre me han preocupado habrían sido diferentes: qué estarán pensando de mí, quizás estoy haciendo el ridículo con esta camiseta, seguro que se están riendo de mí por estar gordo…

Después de tanto tiempo, uno se da cuenta de que el inner saboteur tan conocido para algunos es un grandísimo hijo de la gran puta y, si bien mejorar nunca está de más, ser uno mismo es más valioso que cualquier otra cosa.

Cuando (me) pase | Chispas de dopamina

«Debajo del relámpago,
voy a contarte mis secretos.»
(‘El relámpago’, de @amaia)

🔹🔹🔹

Sin relámpagos, pero entre una tormenta de luces que bien podrían emular una tormenta eléctrica, contar los secretos parece más fácil, sobre todo cuando no te das cuenta de que lo estás haciendo. Descubrir lo que está pasando por tu cabeza a veces es más sencillo de lo que parece y, cuando te dejas llevar por la emoción del momento, acaba pasando lo que tiene que pasar.

Me dices que no puedes, que te cuesta. Y es normal. Pero no pasa nada: por primera vez en mi vida, no tengo prisa. Y cuando pase —si es que al final pasa—, va a saber igual de bien que cuando te tiras todo el día cocinando algo a fuego lento. Y ya sabes que eso sabe mejor.

Razones por las que dejaría de opositar (y una por la que llegaré hasta el final)

Después de pasar por la experiencia de ser autónomo, y también de trabajar con academias y otros tipos de formación, llegó a mi mente la idea de querer ser profesor. Pero ser profesor de Secundaria no es algo fácil, y ya hemos comprobado que hay que realizar, como mínimo, una inversión de tiempo y dinero para estudiar el Máster de Profesorado, que está siendo un éxito a nivel nacional.

Las razones son varias, pero creo que la de ser habilitante —al menos, hasta antes de la pandemia del coronavirus de 2020, mediante acuerdo entre comunidades autónomas y el Gobierno Central— es una de las más atractivas, a nivel laboral e institucional, como comentamos en situaciones anteriores. Sin embargo, y hablando de razones, hay diferentes motivos por las cuales he estado pensando varias veces en dejar el proceso de las oposiciones a medias, y uno muy importante por el cual me gustaría luchar hasta el final.

Sigue leyendo

Claves para entender el éxito del Máster de Profesorado

¿Nunca os han dicho que quienes mejores viven en este país son los profesores? A simple vista, parece que tienen razón: vacaciones por doquier, una jornada laboral fija, un sueldo muy decente… Ver todas estas ventajas a tan solo un pequeño trámite de distancia es muy jugoso; sobre todo, teniendo en cuenta, que solo hay que hacer un máster que ahora mismo está siendo trending topic en la mente de mucha gente.

Pero para entender el éxito —al menos, en cifras— del Máster de Profesorado (que yo cursé en la promoción 2017-2018, y del que hablé hace ya bastante), hay que entender también que las personas que lo están haciendo no solo buscan ser profesores, sino que otros muchos solo quieren abrirse en otros campos y también por presión familiar, como hemos hablado en otros casos. Sin embargo, y a pesar de que todo está bastante claro, ¿de verdad vale la pena estudiar un máster solo para conseguir, al menos sobre el papel, un trabajo para toda la vida»?

Sigue leyendo

Mi experiencia como tutor de inglés online

Después de mi experiencia trabajando en academias, decidí que era el momento de apostar por otro tipo de formación. Aunque ser profesor de inglés era (y sigue siendo) mi objetivo final, tenía la sensación de que era el momento de cambiar de tercio, de darle una vuelta de tuerca y de encontrar algo que me motivara de nuevo. Y a finales de agosto, justo cuando todo se tornaba negro, encontré la solución (¿o debería decir que me encontró ella a mí?).

Casi de la nada, tenía una entrevista en una empresa de formación para trabajar como tutor de inglés. Trabajar como tutor de inglés no es algo nuevo para mí; de hecho, ya mencioné mi experiencia como especialista en la enseñanza online de idiomas en varias ocasiones, pero esta vez era muy diferente a toda la experiencia que había tenido con anterioridad.

SIGUE LEYENDO

Volver a empezar

Después de un verano en el que el término «nueva normalidad» ha perdido casi su significado (de tanto usarlo, como diría la más grande) y con las pilas cargadas después de unas vacaciones —no sé si merecidas, pero sí necesarias—, volver a un sitio del que nunca me he ido del todo siempre es raro, pero siempre asoma el mismo sentimiento los 31 de agosto: empieza todo de nuevo.

Volver a empezar este curso va a ser un déjà vu bastante curioso: voy a volver a prácticamente todos los planes que me dejé en septiembre del año pasado, y a recuperarlos después de que este año imposibilitara, entre otras cosas, la celebración de las oposiciones para el cuerpo de Profesorado de Secundaria y Bachillerato en toda España; además, me gustaría seguir creciendo en el campo profesional, si bien sigo trabajando como tutor de inglés (y, de momento, todo va bastante bien).

Sigue leyendo

Mapas por explorar

Es un hecho que se repite todos los años: llega el calor, las ganas de pasar más tiempo desconectado y no delante de una pantalla, y también la sequía de ideas. Y, claro, llega también el parón consiguiente. Pero este año es diferente, por razones evidentes. De hecho, el año pasado dije que ese verano iba a ser el más extraño de mi vida. Bueno, sorpresas te da la vida: este es todavía más raro. Y no solo en el plano profesional: en lo personal también está siendo inusual, pero hasta puntos que ni siquiera me podría imaginar.

La verdad es que no sé muy bien por dónde empezar, más allá de la situación que estamos viviendo todos y que no sabemos muy bien cómo va a acabar (o cuándo, que también es importante). Pero si comparamos todos los planes que os contaba en septiembre sobre este nuevo curso con los que se han producido o con los que tienen posibilidad de realizarse… pues nos quedamos con una lista de elementos bastante reducida.

Sigue leyendo

Teletrabajando, que es gerundio

En mitad de una pandemia, el mundo solo se puede parar para algunos. Entre los ERTE, los servicios esenciales y los problemas de algunos para decidir quiénes trabajaban y quiénes no, también otro concepto se convirtió en trending topic en muchas empresas: el trabajo remoto (o teletrabajo). Para muchos, trabajar desde casa era algo nuevo; para otros, sin embargo, sí que era un antiguo conocido.

Durante mis años de autónomo, trabajar desde casa era lo normal, a pesar de que una parte de mi trabajo lo hacía fuera de las cuatro paredes a las que llamaba hogar, entre las clases presenciales y la posibilidad de tener un espacio para trabajar con otros profesionales relacionados con mi campo. Pero teletrabajar no era algo que me resultara extraño, sino que, más bien, echaba de menos hacer un trabajo como el mío desde una localización diferente a una oficina.

Seamos sinceros: desde que empecé a trabajar como tutor de inglés, pensé que este trabajo era muy propenso a hacerse desde casa. Lo necesario, que era un buen ordenador y una buena conexión a Internet, ya lo tenía, por lo que solo quedaba la confianza de nuestros jefes y tambien que se diera la oportunidad de hacerlo para ver si, en realidad, era un trabajo por el que valía la pena trabajar desde casa.

Después de casi dos meses trabajando desde casa, podría decirse que he tenido el tiempo suficiente para ver qué ventajas y desventajas he tenido durante estas semanas, pero también veo el teletrabajo desde una retrospectiva objetiva como para ofrecer algunas medidas que nos podría hacer el trabajo más cómodo para todos una vez volvamos a la normalidad.

Sigue leyendo

Día del Libro: ideas para regalar(te) el mejor libro

En enero de 2020 me propuse varias cosas, y una de ellas era leer más. Si bien ya había intentado seguir diferentes formas de cumplir mis propósitos de Año Nuevo (sin éxito), este año, en el que estaba estudiando oposiciones, no parecía ser tampoco el escenario idóneo para introducir literatura más allá de la que tenía pendiente estudiarme en algunos temas.

Sin embargo, parece ser que estoy cumpliendo mi objetivo de leer, al menos (y de media, pues empecé tarde), un libro por mes, y la verdad es que estoy muy contento de haber retomado este hábito. Estoy tan contento que me he suscrito a Novelas Eternas, una lista de distribución de libros a bastante buen precio con mujeres como protagonistas y mayoritariamente escritas por mujeres, una oportunidad que no podía dejar escapar.

El Día del Libro ha cobrado una importancia mayor durante los últimos años tras la publicación de Diario de un futuro traductor, una recopilación de antiguos artículos y nuevas visiones de la traducción y de la interpretación de un chaval de 22 años que apenas sabía de la carrera profesional que tenía delante. Ahora mismo, aunque sigo considerando que es una obra de la que me siento orgulloso, considero que no me representa tanto como otros aspectos de mi vida que sí que he desarrollado después.

Precisamente con motivo del próximo Día del Libro, he decidido recopilar algunos libros, todos relacionados con la traducción, la interpretación, la enseñanza, los idiomas y —sorpresa— las oposiciones, para regalar(nos) el mejor libro.

Sigue leyendo

Ser traductor como (mi) trabajo de transición

No me gustaría darme cuenta de que estoy repitiendo historias cual abuelo demente, pero hoy toca hablar de algo que ya he mencionado con anterioridad, y es por qué elegí estudiar Traducción e Interpretación. Es curioso, porque con catorce años, cuando aún no sabía que quería dedicarme a los idiomas, mis opciones principales eran Magisterio y Psicología: la primera, es obvia; la segunda, todo lo contrario.

Siempre he sido mucho de admirar a la gente que se lo gana a mi alrededor, que cumple sus propósitos, que hace todo lo posible para ser mejor y hacer que los demás también lo seamos. No sé si es que yo he tenido mucha suerte, pero prácticamente la totalidad de la plantilla docente con la que me he topado durante todos mis años como estudiante ha sido maravillosa. Y quizás de ahí viene mi vocación de querer ser profesor, de querer dedicarme a enseñar lo que sé a las futuras generaciones.

La psicología, como dije, era una opción poco obvia. No me gustaban las ciencias, y tampoco se me daban especialmente bien, pero sí que me gustaba escuchar, descubrir, curiosear, sacar conclusiones y hacer crear un producto (un diagnóstico, en el caso de la carrera psicológica) que saliera de mi mente para poder mejorar la de los demás. Pero ambas opciones quedaron enterradas cuando llegó Traducción e Interpretación.

Sigue leyendo

A la lengua meta hay que quererla

En octubre harán diez años desde que empezara la carrera de Traducción e Interpretación, y desde entonces he visto a muchos defender el carácter multidisciplinar y polifacético debido al contacto con las diferentes lenguas que aparecen en el plan de estudios de la carrera, y también a la plasticidad de estas para tratarlas desde diferentes puntos de vista, ya sea en un texto técnico o en un texto literario.

Precisamente esta visión de la carrera como unos superestudios en los que priman los idiomas extranjeros, defendida por los traductores profesionales y apoyada por el mundo académico, no nos hace ver la importancia que tienen otros aspectos de la carrera que también tienen mucho que ver con algunos de los posibles trabajos que pueden acabar haciendo los egresados en Traducción e Interpretación, como el uso de las nuevas tecnologías.

No advertir del más que necesario uso del ordenador como herramienta de trabajo para el traductor y de otros elementos que nos puedan ayudar en el trabajo del intérprete me hace pensar que quizás no se ponen al mismo nivel elementos importantes dentro del proceso de traducción. Pero creo que, sin lugar a duda, quien se lleva la palma es lo poco que valoramos nuestra lengua meta de cara a promocionar nuestra carrera.

Leer más

Opositar o no opositar: esa es la cuestión (personal)

Las oposiciones se están convirtiendo en la salida laboral preferida de muchos que, decepcionados con las opciones que les ofrece el mundo profesional tras terminar la carrera (o un máster), deciden ir a lo público para tener una visión laboral a largo plazo, con una estabilidad sin parangón en el sector privado y con unas condiciones bastante buenas en según qué sector del funcionariado.

Es verdad que trabajar como funcionario trae consigo diferentes ventajas que, en un mundo tan cambiante como en el que nos encontramos actualmente, necesitamos algunos para construir una vida alrededor, como la estabilidad que mencionábamos, además de un posible desarrollo y progreso profesional a través de promociones, un buen sueldo (para los profesores de Secundaria, en el subgrupo A1, el sueldo rondaría entre los 1500-1800 €, según la tabla de la Federación de Enseñanza de CC.OO. de 2014), una conciliación familiar envidiable y una igualdad de oportunidades que el sector privado no asegura.

A pesar de existir diferentes pros para empezar la carrera de las oposiciones, hay varios inconvenientes de este proceso. Me recuerda un poco a ser autónomo: aunque dar el paso de iniciar una carrera de fondo como el de las oposiciones es algo que juega a nuestro favor, la verdad es que no creo que se adecue en muchos aspectos a los objetivos personales o profesionales a los que quieren llegar muchos.

Sigue leyendo

A veces hay que perderse

Dicen que a veces hay que perderse para volver a encontrarse, pero la verdad es que es curioso el hecho de que siempre evitamos hacer lo necesario para perdernos. Llámalo rutina o llámalo como quieras: al final todas esas acciones repetidas una y otra vez en el tiempo, que nos acaban quitando las ganas de arriesgar, hacen que tomemos caminos que quizás no deseamos tomar nunca.

Sigue leyendo

Razones por las que dejé de trabajar con academias (y una razón por la que volvería)

En marzo de 2015, empecé mi andadura como autónomo, aunque, como muchos sabéis, acabé dejándolo en junio de 2017 para dedicarme en exclusiva a la enseñanza de idiomas. Desde entonces, no he parado de trabajar en puestos relacionados con la docencia, ya sea en empresas no relacionadas con la enseñanza como en academias y centros de formación.

Dejar la traducción, como he mencionado en varias ocasiones, no fue fácil, pero dadas mis experiencias como gestor de mi propio negocio y las ofertas surrealistas que me fui encontrando durante mi tiempo como profesional freelance, la verdad es que prefería trabajar por cuenta ajena.

Mi sorpresa ha sido que, a pesar de que el servicio de formación no reglada en España goza de una salud bastante buena —gracias a la necesidad de acreditación de idiomas por parte de las instituciones universitarias, los colegios bilingües y la necesidad de unos conocimientos lingüísticos suficientes para ser competitivo en el mundo laboral—, últimamente me he encontrado con algunos aspectos de las academias que me han hecho decir hasta aquí y no volver a trabajar con ellas.

Sigue leyendo

RuPaul’s Drag Race: Category is… doblaje vs. subtitulado

Han pasado ya cincuenta años desde los disturbios de Stonewall, ocurridos en junio de 1969 y considerados como un punto de inflexión para el colectivo LGTB+ y, sobre todo, para las drag queens y transexuales que iniciaron la revuelta. Este motín por la libertad sexual y de identidad de género, que actualmente sigue en boca de todos, les permitió ganar visibilidad en las décadas siguientes, pero no fue hasta los años noventa, con películas como Las aventuras de Priscilla, reina del desierto o el documental Paris is Burning donde se mostró al mundo cómo era ser una drag queen.

Hoy en día, el fenómeno drag (del verbo drag, ‘arrastrar’, por cómo arrastraban los vestidos que se ponían los hombres que se travestían) se ha convertido en parte de la cultura popular del colectivo LGTB+ y del público más general a través de programas como el de competición de drags producido por RuPaul, el artista más famoso a nivel mundial de este mundillo.

SIGUE LEYENDO

Pongamos que hablo de traducción

El 30 de septiembre se celebra San Jerónimo, patrón de los traductores, y muchos de nosotros —sí, sigo siendo traductor— aprovechamos este día para hablar de ciertos aspectos de la traducción que nos gusten, que nos apasionen o, en algunos casos, que nos sorprendan. Y, aprovechando mi posición de «lejanía» en cuanto a la profesión se refiere, me gustaría hacer una reflexión acerca de mi cambio de visión sobre la profesión.

Sigue leyendo

Nuevos horizontes para este curso

Septiembre siempre es un mes emocionante para aquellos que nos dedicamos a la docencia, ya que es como nuestro enero: todo empieza en septiembre, y tenemos que organizar nuestra vida a partir de lo que pase en este nuevo curso. Y no es por nada, pero, con todas las puertas abiertas que tengo ahora mismo frente a mí, estoy con una mezcla entre alivio y vértigo.

Sigue leyendo

El verano más raro de mi vida (por ahora)

Este año ha sido una locura. Algunos me diréis: «¡Pero si estamos en junio!», pero muchos sabréis (y los profesores seguro que estáis de acuerdo conmigo) que yo entiendo los años como los cursos escolares. Ahora que el mío está a punto de terminar, se aproxima un verano en el que no sé muy bien qué va a pasar conmigo.

SIGUE LEYENDO

Andaluz tenías que ser

Hoy es el Día de Andalucía, y quería contaros una historia que me pasó hace mucho tiempo, pero que se ha repetido bastantes veces en el tiempo, pero de diferentes formas. Estoy hablando de los prejuicios que tienen muchos hacia los andaluces, hacia lo andaluz (así en general) y hacia el andaluz (como dialecto).

Hace unos años, me dijeron que parecía muy poco malagueño para ser de aquí, pero demasiado «vasto» para ser de otra parte que no fuera Andalucía. En su momento, no supe bien cómo tomarme esa afirmación, pero estuve pensando en ella días, si no semanas, porque no paraba de venirse a la cabeza otro episodio que tuve relacionado con los tópicos malagueños y andaluces, el hablar de esta tierra y también sobre las consecuencias que tienen sobre la personalidad de los que somos y vivimos aquí.

El primer episodio que he mencionado pasó en una entrevista de trabajo. Como era de cara al público y había que hablar inglés, la entrevista fue totalmente en este idioma, por lo que el entrevistador (que no era andaluz, por cierto) no me escuchó hablar español en ningún momento… hasta el final. Me dio las felicidades (ya en castellano) por mi nivel de inglés y mi acento prácticamente neutro. Al darle las gracias, con mi acento malagueño*, él me miró con cara rara. Y le pregunté que qué pasaba.

Sigue leyendo…

Acciones para cumplir los Propósitos de Año Nuevo

Hace casi un mes que empezó el año y, con él, los propósitos de todos los 1 de enero. Pensar que el tiempo se divide en años y que no es un flujo continuo nos ayuda a pensar que podemos cambiar nuestra vida del día a la mañana, que el que se acuesta el 31 de diciembre no es el mismo que el 1 de enero y que todo va a ser bueno, bonito y fácil a nuestro alrededor. Pues no es así.

He dejado que pasara un mes antes de escribir este artículo por diferentes factores; entre ellos, además del poco tiempo del que dispongo al pertenecer a la poca conocida generación «sí-sí» (como apuntaba mi compañera de trabajo hace unos días), es que he querido dejar un tiempo de barbecho para ver si lo que me he propuesto cumplir durante estos doce meses tiene algún tipo de sentido.

Lo primero que debemos tener en cuenta es que los propósitos pueden quedar en el olvido si no somos concretos con ellos. Decir «Quiero perder peso» es un concepto muy amplio: ese peso del que nos queremos desprender puede ser solo 1 kg; sin embargo, si nos ponemos metas específicas, más cerradas y, sobre todo, realistas, podremos cumplirlos.

Sigue leyendo…

Presunción de sobresaliente

sparkler-839831_1920

Durante los últimos días no solo he pensado en lo que prácticamente todo el mundo piensa, que es en todo lo que he hecho este año y en cómo me puede afectar al año que entra (¡como si el tiempo no fuera un continuo que no se detiene para nadie!), pero también me he acordado de un concepto que me gustaba mucho de una profesora que tuve durante la Secundaria.

En esa época, a mí me flipaba la asignatura de Lengua Castellana y Literatura, y el hecho de que ella diera una asignatura un tanto difícil de tragar para un adolescente como esa de una forma tan amena y con tanta soltura (la experiencia de tantos años, supongo) fue uno de los gérmenes de mi actitud para con la docencia.

Sigue leyendo

Mi experiencia con el NaNoWriMo

old-books-436498

Cada mes de noviembre, todos los aficionados al arte de escribir se proponen algo: «tengo que terminar esa maldita novela que tengo a medias». Y es que producir literatura no es nada fácil. Los que escriben (o escribimos, si me puedo dar el gusto de añadirme) sabemos cómo es el mundo de las historias que tenemos que contar y, muchas veces, lo que tenemos en la cabeza no es lo que acaba sobre el papel.

La inspiración va y viene, no podemos tratar de hacer que trabaje para nosotros como si fuera un empleado en plantilla, sino que tenemos que esperar a que aparezca, como aquel funcionario que apareció después de 10 años y que no había dado un palo al agua. Pero para eso está el NaNoWriMo.

El NaNoWrimo (o #nanowrimo2018), el mes nacional de escritura de novelas, se presenta como un enfoque diferente para todos aquellos que tenemos una obra a medias, para todos aquellos que queremos contar una historia y a los que nos da miedo de lo que podemos llegar a escribir. Durante el mes de noviembre, el NaNoWrimo nos anima a terminar una obra en 30 días. Pero ¿es eso posible? Sigue leyendo

Estudiar en la UNED: ventajas y desventajas de estudiar en línea

books-1281581_1920

Hace apenas un mes comencé a estudiar en la Universidad Nacional de Educación a Distancia el Máster Universitario en las Tecnologías de la Información y de la Comunicación en el Tratamiento y la Enseñanza de Lenguas Extranjeras. Las razones para estudiar este máster son varias, que detallaré más adelante. Pero un resumen de lo que ha pasado durante este mes se podría resumir en dos palabras: caos controlable.

Durante estas casi cinco semanas que llevo de curso, me ha explotado la cabeza más de una vez por una metodología de enseñanza a la que no estoy acostumbrado (la no presencial) y a unos ritmos de trabajo muy diferentes a los que he llevado no solo en otros entornos académicos, sino también laborales y personales.

Sea como fuere, en este artículo pretendo comentaros mi experiencia estudiando en la UNED, las ventajas y desventajas que he encontrado en este mes y poco que llevo con él y unas pequeñas conclusiones. Si queréis evitaros el leeros el artículo, os diré que no puedo estar más contento con la experiencia.

Sigue leyendo